Después de aquella tormenta de nieve, la princesa fue con su amigo alquimista para darle su apoyo aunque ya era demasiado tarde. Sin embargo, ella estaba allí, lo cual calmó el corazón del pequeño, evitando que se derrumbase por la pérdida de su pa...
[Aviso de sangre y mucho angst en este capítulo y los siguientes.]
Varian, a duras penas de pie, revisaba entre sus notas. Sabía que lo había puesto en algún lado, la fórmula para la solución anti veneno.
-"Podríamos hacer una solución anti veneno"- había dicho antes -"Sin embargo, nada asegura que funcione contra el amoniaco" – dijo un poco cabizbajo. –"El anti veneno contrarresta tóxicos como el de víbora, rana arbórea, ya saben, que son naturales en las criaturas, pero, el amoniaco es un químico... "- acariciaba la cabeza de Ruddiger. - "¡No perdemos nada con intentar!"– le convenció Raps.
Y ahora estaban de nuevo en el laboratorio, buscando su libreta de resultados para hacer una dosis. No podía rendirse, no quería rendirse. No quería morir. Exhaló al no encontrarla en su escritorio y un golpe detrás de él lo hizo sobresaltarse, al igual que las reacciones de Eugene y Cassandra. Cuanto los tres giraron se dieron cuenta que había sido la princesa a quien le cayó encima una montaña de libros y libretas. Todos gruesos y probablemente pesados. - ¡Lo encontré! - espetó asomando su brazo sosteniendo una libreta desde dentro de la montaña.
Cass y Eugene se acercaron para sacarla de donde estaba sepultada. Rapunzel se sacudió mientras Cass se acercaba con la libreta hacia donde estaba Varian. Él la tomó y la hojeó sonriendo de lado al darse cuenta que efectivamente era la correcta. Se giró y dejó el libro abierto sobre la mesa. Leía los ingredientes, debía juntarlos para poder iniciar. Leyó en voz alta.
Poco a poco sus amigos fueron acercándole lo que necesitaba para evitar que caminara, aunque siendo honestos, eso era algo poco probable para este punto. Sus rodillas temblaban, cada tanto su cuerpo se balanceaba de un lado a otro perdiendo el equilibrio; sus ojos se habían vuelto pesados y ardorosos. Estaba cansado, se sentía débil, tenía frío, mas sabía que solo él podría hacer eso en ese momento. Tenía que concentrarse en realizar bien el anti veneno.
Un par de veces pareció que se caería, y los tres estiraron sus brazos para sostenerle si caía. Todos estaban atentos a él, no querían que se lastimara más. Era preocupante, su piel estaba pálida, sus mejillas estaban fuertemente sonrojadas a causa de la fiebre que aún no desaparecía, pero sólo eso tenía color en su rostro. Hasta sus ojos tenían mucha menos vitalidad. Estaba desmoronándose. Se enderezó sobre la mesa con una sonrisa a fuerzas. -Ya está- dijo sosteniendo el tubo de ensayo frente a su rostro. - ¡Perfecto! – dijo Eugene moviendo con mucho entusiasmo sus brazos. -Ahora – dijo Varian acercando el tubo a sus labios. –Si sirve estaré recuperándome en 30 minutos. Debería estar tranquilo hasta ese momento, sin reacciones abruptas hasta que mis órganos empiecen a sanar y si no... Este líquido no hará efecto alguno en mi cuerpo.
Bebió todo el contenido del tubo de ensayo de un sorbo, bajó el rostro y exhaló. Caminó tambaleante hacia donde estaban sus amigos, Eugene lo sostenía a cada paso y Raps lo recibió con los brazos abiertos para darle un abrazo y luego sentarse, colocándolo sobre sus piernas. Varian recargó su cabeza en el hombro de Rapunzel y cerró los ojos, tratando de calmar sus nervios y esperar a que el anti veneno tuviera su reacción.
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