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El apetitoso postre que consumí a la hora del almuerzo amenaza con salir disparado de mi estómago a causa del revoltijo de nervios que me lleva molestando conforme el tiempo avanza.

Sentada en la esquina de mi cama espero moviendo mi pierna izquierda con un constante tic ansioso, a espera de la lentitud por parte de Suni.
Al contrario del vesturario, en cuánto a maquillaje me ha dado la total libertad de ver si quería o no, sin siquiera insistir ni un poco una vez que me negué.

El tiempo que le toma todo ese proceso de retoques minusculos en cada uno de sus parpados, a mí se me llena de pensamientos y ansiedad con tan solo pensar en lo que podría ocurrir en esa fiesta.

—¿Cuánto te falta? —ya es la sexta vez que le pregunto lo mismo mirando varias veces mi celular preocupada del paso del tiempo.

—¿Ahora tienes ganas de una buena fiesta? —está jugando conmigo sabiendo que me encuentro aún más impaciente y ansiosa en este tipo de situaciones.

—Mis ganas por bajar, están por el subsuelo, solo que es aburrido esperar a que acabes —apenas se da vuelta para mirarme con una brocha en la mitad de su párpado mis esperanzas de que quede poco se extravían, apenas lleva la mitad del primer ojo y seguramente de demore lo mismo o más en terminar el otro.

—Dame unos veinte minutos más, se paciente.

Vuelve a su ocupación deslizando de forma delicada la brocha por su párpado. Es milagroso ver que para algo sea realmente delicada y meticulosa.

Buscando una forma de matar el tiempo para evitar que la ansiedad me consuma y así acabe comiendo mis uñas después de ya haber pasado por una masacre de guerra de mis nervios anteriores, decido entre-abrir las persianas asomandome entre los pequeños espacios como una vecina intrusa en cubierto.
Varias personas entran con un aire de alegría y emoción, algunos conversan afuera con calma, ya no me siento tan diferente o rara al llevar esto puesto, ya que varias chicas lucen sus prendas más producidas pareciendo reales modelos de pasarela, llego a parecerme a un maniqui de un mall chino al lado de sus fabulosos looks.

Qué alivio.

Si no fallo en mi intuición, ya hay más de 50 personas dentro de casa, no por nada habría demasiada bulla y griterío, incluyendo a eso el creciente sonido de la música cada dos minutos.
Lo peor de todo esto es que recién están llegando los primeros, esta cantidad de gente llena posiblemente solo un 35% de toda la gente que acabará llegando a la fiesta dentro de una media hora.

Entre todo ese gentío algo llama directamente mi atención, al ver una multitud agrupada en un solo lugar, deben de estar viendo algo impresionante o solamente conversando en conjunto, pero esa bulla que se formó repentinamente no pudo haber sido a causa de nada.
Pero apenas veo la causa de todo ese agrupamiento de gente, mi boca toca el suelo a causa de la impresión súbita que mis ojos ven. Afinó la vista cerciorando que lo que estoy viendo no es una equivocación y realmente es lo que parece ser.

—Te va a entrar una ballena con esa boca tan abierta que tienes —me distraigo dos cortos segundos viendo hacia Suni— ¿qué pasa con esa cara? —se acerca a la ventana acomodándose a mi lado para ver a mi misma dirección—. Vaya, vaya, el show está por comenzar.

—¿Cómo? —siseo en un hilo de voz atónita de lo que mis ojos ven— ¿Cuándo?

—Lo sé, es realmente lamentable. Jeon Jungkook, el chico más adorado e idealizado en el instituto, saliendo con la chica más insoportable y petulante de todo el instituto, son la pareja explosiva de la que tanto se ha hablado.

Con qué XiYeon es la novia del orangután.

En una conclusión rápida que logro sacar, afirmo que se acaba de ir todo a la mierda, si ya de por sí, no soportaba a ese ser, la situación empeora ahora que ambos; un chico que suele tener altanería contra mí en cualquier circunstancia y una chica que me odia por razones desconocidas desde que tengo memoria, salen juntos.

B i g  B o y      © (fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora