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Pov Alba.

Eran las 12:00 de la mañana. Suponia que Natalia seguía durmiendo, pero ya no aguantaba más. Así que voy a llamarla.

Un tono. Dos tonos. Tres tonos. Se cuelga.

Joder Natalia cogelo.

Un tono. Dos tonos.

-¿Si?- Su voz me aseguraba que se acababa de despertar.
-¿Estabas durmiendo?- le pregunte.
-¿Alba?- le extrañaba mi llamada.
-Si, quería decirte algo.- esperaba que no se negara.
-Dime- ya parecía más espabilada.
-He pensado algo que podríamos hacer. No es nada malo tranquila.
-¿El que?- su voz denotaba curiosidad.
-Voy a tu casa y te lo digo.-iba a decir algo pero no la dejé.- tranqui que se donde vives. Enseguida estoy ahí.

Esperaba que le pareciera bien la idea que había tenido. Me la estaba jugando un poco, pero el echo de que Natalia me dijera ayer egoista y que lo pasaba mal por mi culpa me dolía más que contarle cualquier cosa.

Me puse mi sudadera rosa y salí del piso. Sin Natalia arrastras llegue en menos de 10 minutos. Subi el ascensor y llame.

Pov Natalia.

¿Que se le habría pasado a esta persona por la cabeza para llamarme y querer venir a mi casa? Que por cierto cómo podía saber ella donde vivía, nunca la había traído. Aunque bueno me he despertado en mi cama y no se como llegue. Me moriría de vergüenza si fue ella la que me trajo.

Recuerdo muy poco de anoche. Me emborrache, baile con Marta, y tuve una profunda conversación con Sabela. Le conté lo que pasaba con Alba, ella me dijo que se lo imaginaba por como actuábamos entre nosotras. También me dijo que me asegurara bien de lo que hacía y que hablara bien las cosas. Eso último no lo entendí, pero viniendo de Sabela por algún motivo importante sería.

El timbre me sacó de mis pensamientos. Ya estaba aquí la causante de una de mis peores resacas. Me levante a abrir.

-¿Como va la resaca?- Me dijo nada más abrirle la puerta. Le hice una señal de que pasara.
-He tenido despertares mejores.- le dije mientras la seguía al salón. Se sentó en el sofa mientras miraba todo.- ¿Como sabes que vivo aquí?- quería salir ya de dudas.
-¿No recuerdas nada de anoche no?- se reía burlona.
-No mucho la verdad- le conteste sentándome a su lado en el sofa.
-Te traje yo.- la mire sorprendida- estabas muy borracha y me dijiste que te ayudara a llegar que tu sola no podías. Te hubiera matado- ahora se reía mas- No recordabas donde vivías y casi nos caemos veinte veces porque te ibas hacia alante.- mi cara fijo que era un puto cuadro. Vergüenza era poco con lo que sentía.
-Madre mia, no vuelvo a beber- Lo tipico que se decía vaya. Ella se puso a reír bastante.
-Fue mi parte favorita de la noche.- su mirada me daba pánico. Me quede embobada mirándola, pero quería saber porque estaba aquí.
-Y bueno, ¿que es lo tienes pensado hacer que me has dicho por teléfono?- se puso mas seria y vi como intentaba encontrar las palabras correctas.
-Bueno, ayer hubo cosas que me dijiste que bueno me dolieron, pero que al fin y al cabo entiendo-¿Que es lo que dije? Ay Dios- tu quieres saber mas de mi y yo quiero saber mas de ti, así que había pensado en jugar a las tres preguntas.- eso sí que no me lo esperaba.
-¿A las tres preguntas?- le dije sin entender.
-Si. Tu me haces tres preguntas sobre lo que quieras saber y yo te respondo. Y tu igual.
-O sea, te hago tres preguntas de lo que quiera y tu eres completamente sincera-asintió- y tu me haces tres a mi y también te contesto sinceramente ¿no?- por una parte me parecía una idea increíble, pero por otra no tanto.
-Exacto. Se trata de saber un poco mas la una de la otra, ya que visto lo visto las dos somos un puto misterio para la otra.- un puto misterio... eso es lo que le dije en la cocina.
-Pero eso no vale Alba.- le dije acostándome en él sofá.
-¿El que no se vale?- Me pregunto.
-Pues que tu ya sabias a lo que venías y has tenido tiempo a pensarte las preguntas. Yo no tengo ni idea que preguntarte.- me queje.
-Venga Natalia, seguro que hay mil cosas que quieres saber.- y no se equivocaba.
-Tu lo has dicho, mil cosas. Son solo tres preguntas. Tengo que aprovecharlas bien.-se puso a reír.
-Bueno pues entonces si quieres empiezo yo y así tienes más tiempo para ir pensando las tuyas.- intentó arreglarlo.
-Venga vale.- esa fue mi respuesta.

No sabía muy bien donde me estaba metiendo. No se que preguntas podría hacerme y si podría serle sincera. Y lo peor es que nose si ella lo seria conmigo.

-Empiezo. Pero primero juramos que vamos a ser completamente sinceras.- Como si me hubiese leído la mente.- se trata de conocernos bien, no con mentiras.- en eso tenía razón.
-Te lo juro.- ella hizo lo mismo y empezó.
-¿Porque vives sola sin tu familia?- mierda. La primera pregunta y ya empezábamos mal. Suspire rascándome la cabeza.
-Natalia, confía en mi. Quiero que me lo cuentes todo. Yo haré lo mismo. Te lo he jurado.- ya no podía echarme atrás.
-Mis padres y yo vinimos aquí a vivir. No a este piso, a Madrid. Al principio todo iba bien. Pero mi padre estafó mucho dinero en la empresa que trabajaba y todo empezó a complicarse.-Estaba bastante nerviosa y ella me miraba atentamente.- antes de que lo pillaran del todo compro este piso. Para mi madre y para mi. A él lo pillaron y lo encerraron. A medida que pasaba el tiempo yo y mi madre chocábamos más. Ella empezó a culparme de que mi padre había robado dinero para darme un buen futuro a mi. Me culpo a mi de joderle la vida a ella. Desde que lo encerraron ella no fue a visitarlo. En Pamplona teníamos un alto nivel de vida y le daba vergüenza admitir que su marido era un ladrón. Una tarde cuando vine del instituto me dijo que se iba. Que me buscara la vida que ella no quería saber nada ni de mi ni de mi padre. A los pocos meses por Facebook vi que estaba con otro hombre y vivía en Alemania. No he vuelto a saber nada de ella ni de mi padre.- era la primera vez que contaba esto a alguien, aparte de Sabela que lo vivió conmigo.
-Lo siento mucho Nat-me abrazo- Ahora entiendo mas cosas.-se separo y me acaricio la cara.
-De eso se trata ¿no?- dije con una sonrisa de lado.- Venga siguiente pregunta.- quería acabar ya con sus preguntas y empezar con las mias.
-Bueno a ver. ¿Cual era la otra?- puso sus dedos en la barbilla como pensando.- A si. ¿Porque tienes una guitarra en tu cuarto?- mierda otra vez. Lo de la música no lo sabia nadie.
-Me gusta tocar la guitarra-dije sin más. En el fondo no le estaba mintiendo.
-Va Nat, cuenta algo más.- bufé resignada.
-Esta bien- me toque el septum y ella se reía.- a veces compongo y pensé que con una guitarra sería más fácil. Pasaba el mayor tiempo aquí sola así que cuando me la compre me pasaba la vida componiendo, cantando y tocándola. Me ayuda a evadirme.
-¿Sabes cantar?- eso no iba a contestárselo.
-¿Esa es tu tercera pregunta?- su cara cambio.
-¿Que? No no- dijo rápidamente- joer Nat eso no vale.
-Tu te has inventado el juego no yo.- dije riéndome. La verdad es que estaba bastante agusto y eso que estábamos hablando de cosas que me incomodaban.
-¿Porque ayer me esquivabas y no querías hablar conmigo?- joder con la chica esta. Haber que le contestaba yo a eso.
-Pues...-empeze dubitativa- Estaba rayada porque no te entiendo. Lo pase muy mal la otra noche y tu indiferencia con el tema me jodia mucho porque para mi era algo importante. Y bueno, te esquive porque estaba enfadada y me sale ser así.
-¿Ves que facil hubiera sido si anoche me lo hubieras explicado?- tenía gracia la situación.
-Bueno, si lo hubiera echo no tendría ahora en mi poder tres preguntas interesantes que hacerte.- le dije guiñándole un ojo. Ella gruñó al darse cuenta de que era mi turno de preguntas.

Stay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora