INTERMEDIO

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Cómo pasan los días
cuando los segundos ya no son eternos.
Cómo se va la marea
cuando mi cabeza está más allá de mis pasos.
¿Cómo esperar que un cerillo me prenda
cuando apagué tantos soles?
Qué difícil recogerse entre tanta ceniza,
cuando está frío mi tacto,
cuando no siento el infierno
porque el fuego no me toca,
y la inspiración no es suficiente,
y la vida no se entiende como la gloria de la creación.
Cuando no defiendo mis principios,
ni recuerdo ese principio,
ni terminan los puntos suspensivos.
No sé escribir;
sólo sé quejarme,
así como deseo en pasado
y me muero en futuro,
y me callo con el volumen
más alto que alcanzan mis suspiros.
Y me paro aquí;
sosteniendo setenta demonios,
arrancándome,
pedazo a pedazo,
el último verso que amé.

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