Capitulo 5

13K 787 270
                                    

- ¿Dónde mierda está ella?

John notó que las palabras gruñidas de Matt sonaron claramente sobre el golpe seco fuerte de la puerta pegándole un golpe a la pared.

− ¿Mikayla? - preguntó John bastante estúpidamente. Por supuesto que Matt quería decir Mikayla. Ella era la única ella en la base, bueno, excepto las criaturas que habían estado estudiando. - ¿Está desaparecida? - John sacudió su cabeza y masculló una disculpa por la pregunta estúpida. Matt no la andaría buscando de lo contrario.

− Sí, - Matt dijo a través de sus dientes apretados. - Ella estaba en mi cuarto durmiendo, y ahora se ha ido. Peter dice que tenemos una tormenta de nieve rondándonos, y si no salimos dentro de la siguiente hora poco más o menos, va a estar encallada en la base.

− ¿Y qué pasa contigo? - Preguntó John mientras se daba cuenta de que salir ahora dejaría desamparado a Matt en la ciudad hasta que la tormenta de nieve pasase y sólo si pasaba antes de que el invierno completo se afianzara. Este planeta resultaba ser un contraste lleno de extremos especialmente en este fin del mundo. Veranos bellos, claros como el agua solamente con nevadas leves y los inviernos intensos, extremos con nevadas masivas y tormentas frecuentes.

− Dormiré en la cabina, - desechó Matt sencillamente.

− Pero qué ocurre si... - la voz de John se desvaneció a medida que percibía la desesperación en los ojos de Matt. Matt necesitaba que Mikayla se fuera. John pudo ver claramente eso, pero lo que no entendió era por qué. - Tal vez Peter sepa dónde está ella, - dijo cautelosamente. - Tú verifícalo con él, y yo me dirigiré hacia abajo hasta Ryan y el laboratorio de Ty.

Matt asintió con la cabeza y salió sin otra palabra. John sacudió su cabeza por el alivio. Sabía que si Matt hubiera estado pensando con más claridad, se habría dado cuenta de que el lugar más probable en el que Mikayla estaría sería con los gemelos. Eran sus hermanos menores y, a pesar de tener treinta y ser veterinarios consumados, todavía encontraban tiempo para meter la pata y hacer el payaso. Era exactamente así como ellos se habrían mezclado con Mikayla sin avisarle a cualquier otro.

Afortunadamente, los instintos de John habían estado a punto, y él estaba en la puerta abierta observando a Mikayla por un momento. Ella sentada en una silla en la esquina del laboratorio observando el video de una cámara clandestina de vigilancia. Sonreía serenamente. La pantalla mostraba la guarida de una de las especies comunes en este planeta. La peluda y saltadora criatura era muy parecida a un conejo de la Tierra con algunas excepciones notables – le faltaban las orejas blandas y lindas, crecía aproximadamente siete veces el tamaño de un conejito común, y era un carnívoro cruel. Pero en la pantalla, sin una comprensión de su tamaño, se veía de una forma muy conejuna el modo en que la madre cuidaba de su cría. John nada más esperó que no escogiera este momento para devorar a sus bebés, lo cual, según Ryan y Ty, se trataba de un cincuenta - cincuenta de probabilidad.

− Princesa, - dijo él mientras entraba en la habitación, - Matt ha estado buscándote por toda la estación.

− ¿Él lo ha estado haciendo? - Preguntó ella, sonando no sólo sorprendida sino tal vez un poco temerosa. - No tuve la intención de contrariarle. - Se levantó de la silla. - ¿De... debería ir a encontrarle?

John se rió quedamente y dio un paso adelante para tocar su mejilla. Él supo que no debería hacerlo, pero había simplemente algo alrededor de ella que le atraía más cerca con cada aliento.

− Veo que has conocido a Ryan y Ty, - dijo calmadamente.

Ella sonrió sobre su hombro a los hombres que sonreían abiertamente pero casi dio un salto en el aire mientras Matt entraba en el cuarto.

Los Hombres de Mik 1Where stories live. Discover now