Capitulo 7

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La cena fue un asunto interesante. Aparentemente, todos los hermanos se reunían cada día para la comida de la noche. Brock y Lachlan se demorarían por la tormenta y probablemente no llegarían a casa por otra semana más, pero aun con sólo cinco de ellos, era una comida ruidosa.

Se rieron y estuvieron bromeando con los otros. La camaradería y el respeto entre ellos eran muy obvios, y fue realmente una experiencia agradable para Mikayla simplemente observar que a los cinco les gustaba su comida. Pronto, la conversación recurrió a sus planes para dormir. Ellos estaban intentando naturalmente sobresalir mutuamente para suplicar por sus casos individuales para ver donde debería ella pasar la noche en sus camas cuando John explicó los acontecimientos del día.

− ¿Asistente administrativa? - Finalmente, Ryan dijo felizmente, - John realmente necesita que alguien lo organice. - Matt parecía aliviado, contento, y molesto al mismo tiempo, y ella aun no podía comenzar a sondear el por qué. Él no quería que ella se quedara como puta, entonces ¿por qué estaba molesto con ella ahora?

Ella intentó hacer contacto visual con él, pero él mantenía apartada la mirada. Indecisa por si confrontarle delante de todos los demás, vaciló, pero él tomó la decisión en sus manos.

− Me disculpo por mi comportamiento de esta mañana, - dijo él rígidamente. Todos los ojos le recurrieron primero a él y luego a ella. Ella no supo qué decir.

En cuanto a ella concernía, él no tenía nada de que disculparse. - Lo siento mucho, y no ocurrirá de nuevo. - Él no miró a nadie mientras se levantaba y dejaba la habitación, y los ojos de ella buscaron los de John, silenciosamente buscando su consejo.

− Ve tras él, - dijo él con una sonrisa. - Él simplemente necesita un poco de convencimiento.

Ella sonrió un poco más cuando vio las miradas sorprendidas de los gemelos. Les guiñó el ojo ambos, intentando ignorar la indiferencia de Peter, y se apresuró hacia la puerta.

*****

Matt sintió náuseas. Prácticamente había forzado a Mikayla esta mañana. Dios mío, era un tonto tan insensible. Incluso no había pensado acerca de ofrecerle a ella algún otro tipo de trabajo. Tal vez había estado en este jodido planeta demasiado tiempo porque ni se le había ocurrido que las mujeres fueran capaces de algo más que la prostitución.

La vergüenza quemó a través de él cuando pensó cómo sus madres reaccionarían a eso.

¡Mierda!

Casi había logrado llegar a su dormitorio cuando ella bajó corriendo por el vestíbulo.

− Matt, - dijo ella mientras se acercaba más y desaceleró hasta andar, - pienso que necesitamos hablar.

Ella le sonrió bondadosamente, y su corazón se torció verdaderamente algo más fuerte. ¿Dios mío, por qué no estaba ella hirviendo de cólera por lo que él había hecho? Él no merecía el perdón, así que ¿por qué estaba hablando con él?

− Lo siento, - dijo él otra vez. - Si pudiese volver atrás, lo haría.

− Yo no, - dijo ella firmemente. Él finalmente hizo contacto visual con ella y quedó aturdido por ver la pasión en su expresión. - Esta mañana me diste una experiencia increíble. Una que no estoy dispuesta a olvidar.

− Pero...

Ella le interceptó completamente con un gesto inquieto de su mano. - ¿Piensas, - dijo ella coléricamente, - que a los hombres son los únicos que les gusta el sexo?

− Uf, no. Yo... uh... - él podía sentir el deseo vagar y cerró de golpe su boca descartando el resto de lo que seguramente eran palabras pobremente escogidas.

Los Hombres de Mik 1Where stories live. Discover now