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CAPÍTULO OCHO: UNA NUEVA VIDA.
Jasmine Uley se sentía un completo estorbo. Después de todo lo que pasó, para ella era imposible compartir una habitación con su hermano. Por lo que sólo la dejaba con la opción de vivir en la casa de alguien más. Hasta ahora se había turnado de pasar la noche en la residencia de los Cullen, con la compañía de Jacob, o en la casa de los Black.
Ella no quería aprovecharse de la amabilidad de las personas, pero en Forks no sólo no habían ofertas de trabajo, sino que tampoco había lugares en venta. Si alguien quería mudarse a la ciudad, probablemente tendrían que echar a alguien de ella.
La morena había ido a visitar a su hermano una vez, o mejor dicho, intentado. Jacob la había acompañado a darle apoyo moral, y aunque le sirvió de mucho, aún así se dio la vuelta y se marchó.
Jasmine observó el lugar un momento y se aferró a la mano de Jacob. El chico miró un momento sus manos unidas antes de volver a mirar a la chica a su lado —. ¿Estás segura que quieres hacerlo?
—Tengo que hacerlo.
—No estás obligada—, negó el chico, ganándose la mirada de la morena —. Puedes seguir quedándote conmigo, sabes que no tenemos problema--.
Jasmine negó —. No quiero aprovecharme de ustedes, Jake. Además, Sam es mi hermano. Deberíamos arreglar nuestros problemas, ¿no?
La morena se acercó hasta la residencia, no obstante fue incapaz de subir el par de escalones que la guiaban a la puerta principal del lugar que solía llamar hogar. En ese momento, Jasmine se giró y miró con temor a Jacob —. No puedo hacerlo.
Jacob sintió como si un bisturí rebanara su corazón cuando notó las lágrimas formarse en el rostro de la chica. La emoción de protegerla lo embargó y sus músculos quemaron, su parte lobuna ordenándole que le diera su merecido a Sam por hacerla sufrir.
No obstante, el alfa abrazó a Jasmine con fuerza. La humana aceptó el abrazó, envolviendo sus brazos por detrás de su cuello y parándose en la punta de sus pies para esconder su rostro en su cuello —. Gracias, Jake.
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Jasmine casi quiso golpear a Jacob cuando esté se colocó frente a ella de forma protectora. Aunque entendía que estaba nervioso, podría simular un poco más frente a Bella.
La morena se había ofrecido para ir a recibir a Bella primera. Ella creyó que lo mejor sería ponerla a prueba de esa forma antes que conozca a Renesmee. Claro que Jacob no tardó ni un minuto en protestar en contra de la idea.
No obstante, Jasmine optó por hacerlo de todas formas y convenció a Jacob de que era lo mejor ya que, en caso que Bella perdiera el control, habían siete vampiros más para ponerla a raya. Finalmente, el licántropo aceptó de mala gana y le advirtió que la acompañaría en todo momento.
— ¡Bella!—, saludó Jasmine con una sonrisa.
La neófita sonrió de vuelta —. Siguen aquí.
—Y tú también—, contestó Jacob mientras se acercaban —. No esperaba que lucieras tan.., como tú. Excepto por los ojos raros.
Jasmine le dedicó una mala mirada al lobo antes de volver a sonreír hacia Bella —. A mí me encantan tus ojos. Te ves espléndida.
—Espera—, Bella alzó la mano, mirando a Jasmine un momento antes de mirar a Jacob —. Yo mantendría mi distancia por ahora.
La morena le sonrió sin mostrar los dientes —. Es más seguro para Renesmee si sabemos que puedes controlarte.
Bella hizo una mueca antes de asentir, sabiendo que Jasmine se había preocupado por su hija y su bienestar desde antes que existiera —. De acuerdo, pero despacio.
—Yo voy primero—, espetó Jacob, acercándose a Bella y colocándose frente a Jasmine —. Una olida.
Bella dio un paso hacia adelante y estiro su cabeza, sus ojos atentos antes de inspirar y sonreír —. Ya entiendo a lo que todos se referían. Jake, de veras apestas.
Todos rieron, pero ese momento se acabó rápidamente cuando Jasmine se paró al lado de Jacob —. Ahora yo.
Jacob rodeó la cintura de la morena con su brazo, nervioso pero sabiendo que no había nada que podría hacer para evitar que Jasmine hiciera lo que se le cruzara por la mente.
Bella notó el gesto y miró a Jacob, alzando las cejas ligeramente. Un movimiento tan sutil que fue imposible de notar para la humana. El alfa sonrió y asintió —. Ya lo sabe.
—Eso es un alivio—, sonrió Bella.
Las mejillas de Jasmine se tornaron en un color rosado al cruzar la mirada con Bella —. ¿Vas a olerme o no?
Bella esta vez no se acercó con tanta confianza e inspiró. Ella frunció el ceño y cerró los ojos por unos segundos antes de volver a abrirlos y asentir —. Estoy bien.
Edward sonrió —. Eres impresionante.
Jasmine rió —. Entonces, ¿huelo mal?
—No, aunque puedo oler que pasas mucho tiempo con Jake—, volvió a reír Bella, volviendo a provocar que las mejillas de Jasmine se encendieran.
