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Un día.

Un día entero había pasado y Nina había buscando todas las alternativas posibles para dejar atrás toda esa discusión sin sentido con Ben.

Si bien, según su cabeza, dicha discusión seguía sin significar nada,  en la práctica el conflicto no lograba disiparse y dejar de causarle molestias.

Sus ojos estaban clavados en el techo de la habitación. La sabana le cubría su pecho descubierto y sus manos se entrelazaban sobre su estómago algo incómodas.

¿Qué es lo que hacía ahí?

Definitivamente, no estaba aprovechando correctamente sus días libres mientras el elenco llevaban a cabo la filmación en la granja.

-Te traje una cerveza- la voz de un hombre apareció por la puerta, llevaba dos latas de cerveza en sus manos.

Nina la tomó con emoción pero se le cayó la cara por completo al ver que era sin alcohol.

Ese hombre no daba más de aburrido.

Debía haberlo sospechado, de todas maneras. ¿Cuán divertido puede ser un tipo cuya descripción de Tinder es su nombre completo, su edad y su nacionalidad?

Tinder, hermano. No LinkedIn.

-Creo que me voy a ir yendo, igual- habló Nina, parándose rápidamente para colocarse el corpiño y el resto de su ropa.
-Oh...ok. Me gustaría mucho que nos volvamos a ver, ya sabés...y repetir esto...- el hombre morocho se acercó a ella y la sorprendió con un beso ridículamente apasionado, del cual Nina se soltó lo más rápido posible.
-Ehh...- respondió, limpiándose la boca con la parte superior de la mano.- yo te llamo ¿dale?- finalizó y corrió hacia la salida.

Una vez fuera del edificio, tomó un largo respiro. El viento del anochecer le pegó en la cara.

Sí, claro. En sus sueños lo iba a llamar.

Nina volvió a su departamento sintiéndose un fiasco. Sabía que en gran parte, ella se lo había buscado.

Cansada de bateristas, actores y rubios fuera de serie, había buscado en Tinder el match más soso con el que se topase.

Así encontró a ese hombre, contador, de 34 años, cuyo nombre ya había olvidado (y no le interesaba recordar).

Un pequeño "te lo dije" se asomó en su cabeza, retandola por las decisiones asquerosas que se empeñaba en tomar.

Sin embargo, no planeaba tener a Ben constantamente en su cabeza.

Mientras se hacía un te, abrió Instagram y miró las historias de Úrsula.

Otro error mas.

La maquilladora había subido una cantidad ridícula de fotos con los actores, la mayoría con la presencia del rubio caracterizado en ellas.

backstage. || ben hardy ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora