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| lado b
La jornada de Nina estaba siendo larga. Demasiado larga. Le dolían las piernas y tenía las manos algo entumecidas. Tenía sueño y ni un café más le pasaba por el cuerpo. Había llegado temprano al set. Se había pasado la mañana en el taller. Después del almuerzo, Celia le había comandado que se quede en la sala de vestuario.
A duras penas y sin mucha opción, la muchacha aceptó. Febrero estaba a un par de semanas de distancia y necesitaban empezar a terminar los trajes que se usarían para filmar las escenas que incluirían la icónica creación y grabación de "A Night at the Opera".
En el set ya todos estaban a las corridas, se sentía la misma tensión que cuando rodaron el LiveAid. Sumado a eso, Nina estaba desesperada por ganar reconocimiento de Celia. Corría, saltaba y casi que volaba para cumplir los deseos de su jefa. Realmente necesitaba ir a esa estúpida granja.
Si bien eran las cuatro de la tarde, afuera el cielo estaba tan nublado que parecía de noche. La diseñadora le había encargado a Nina entallar un par de camisas de jean -específicamente a mano- que Ben vestiría, pero la muchacha no podía dejar de analizar con recelo esta decisión mientras enhebraba la aguja.
-Dios, esta camisa no necesita nada, Ben tiene el torso ancho- exclamó en voz alta, percatándose inmediatamente de su comentario. Su mente no pudo evitar rememorar las veces que había tocado el cuerpo con sus manos. Una forma de medir mucho mas precisa que el metro.
-Estás muy segura de eso para tan solo haberlo besado- Nina levantó de inmediato su cabeza y vio a Úrsula parada en la puerta.
¿Acaso tan alto había hablado?
-Me asustaste, tonta- respondió ella, con una mano en el pecho. -Mucha reacción para no esconder nada...- respondió la pelirroja.
Hacía un par de días que Nina no le hablaba. De hecho, no hablaba con nadie, solo iba de la sala al taller y viceversa.
-¿Me vas a decir qué te pasa?- agregó.
-Nada, tengo mucho trabajo- respondió, la atención de nuevo puesta en la prenda que tenía en las manos.
-Ay, Nina. Dale, hace como una semana que nos evitas, que comes sola, casi que nos saludas.
La muchacha no pudo evitar suspirar ante el "nos". La verdad era que Úrsula tenía razón. Desde el cumpleaños de Ben, se había abierto de todo. O más bien, se había cerrado con todos. Internamente se excusaba con que tenía mucho trabajo, pero sabía que las razones eran otras.
-¿Pasó algo con Ben?- Úrsula presionó más. Hasta que no hable, no se iba a cansar.
-¿No te parece un poco sexista asumir que la única razón de mis problemas es por un hombre?- reaccionó. -Ok...solo estaba preguntando- respondió Úrsula intentando mantener la calma.
