Capítulo 7 | Semanas sin tregua.

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Es lunes por la mañana y parece que hoy me he levantado con locura transitoria.

¿Será por culpa de cierta rubia que lleva un par de semanas dando vueltas en mi cabeza?

Tengo que intentar al menos que me dé una oportunidad, no puedo permitir que por lo que le han contado de mi o mi aparente personalidad de picaflor, no me dé una oportunidad. Porque tengo clarísimo que no quiero en mi vida a ninguna chica si no es Alba Reche.

No sé qué me ha hecho pero me tiene hipnotizada. Y tal vez estoy loca, pero si no lo intento nunca lo sabré.

Así que me salto la primera hora de clase y me paso por la churrería más cercana al instituto. Sé que a Alba le gustan tanto como a mí los churros, así que me encargo de mantenerlos calentitos y en el recreo me dirijo a la cafetería con paso firme.

Le pido a Sabela dos tazas de café calentito y le mando un mensaje a María para que entretenga a Marta y poder quedarme a solas con Alba.

La rubia entra por la puerta unos minutos después y al verme pone los ojos en blanco.

- Rubia de mi vida, he traído churros. - Le digo, casi cantando y señalando a la bolsa. - Y además chocolate calentito que siempre viene bien para el frío que hace.

- Si que hace frío... - Contesta, titubeando entre sentarse o no. Me mira, observa los churros, duda y finalmente se sienta.

- Siempre puedo abrazarte y darte calorcito. - Le propongo, levantando las cejas de manera sugerente.

Me mira mal y yo simplemente me río antes de encogerme de hombros.

- ¿Y cómo es que te ha dado por ser un alma caritativa y traerme churros? - Pregunta, después de haber comido ya unos cuantos.

- Pues te los he traído porque voy a conquistarte. Mi madre siempre dice que el camino al corazón de una mujer es el estómago. - Le comento, observando como se gira hacia mi, incrédula.

- ¿Que vas a qué?

- Alba Reche, escucha atentamente. - Me aclaro la garganta con un suave carraspeo y la miró fijamente a los ojos. - San Martín con su espada conquistó una nación, y tú, con esa bella mirada, conquistaste mi corazón.

Me tira un churro que me da en plena frente y se levanta para irse a toda prisa de la cafetería.

Alba 2 - Natalia 0

El martes es el día de la semana que menos me gusta, pero hago el esfuerzo de sonreír todo el día y casi convenzo a Marta de que todo va bien.

Estoy harta de estudiar, harta del mundo, cansada, y eso que apenas hemos retomado el curso hace un mes.

La chica que me gusta no me da ni la hora y ya no sé qué más hacer.

Porque es inaudito que yo, siendo Natalia Lacunza, me esté arrastrando detrás de ella.

Pero Alba Reche es una entre un millón y nadie se le acerca siquiera en una comparativa, así que me conformo con saber qué al menos todavía puedo intentar conquistarla, aunque me mande a la porra.

Y entonces mi mirada se cruza con la de Alba y el piropo me sale solo, porque no tengo el día, y porque mi talento para la contención es nefasto.

- Si buscas "Guapa" en Google ahora mismo, te sale tu cara, rubia. - La veo sonrojarse y María le da un codazo a Marta, como diciéndole que algo va a pasar.

- Si buscas "Pesada" sale la tuya, Lacunza.

Se me han quitado las ganas de acabarme el café.

No se presenta en mi casa por la tarde aunque sabe que el jueves tengo el exámen.

In Art We Trust || albaliaWhere stories live. Discover now