Capítulo 9 | Que me parta un rayo

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El día que entienda a Alba Reche me darán un premio. Un Nobel, mínimo, porque la rubia es la viva imagen de la bipolaridad.

Me deja con las palabras en la boca y un beso fugaz en mi mejilla, sin aliento y con ganas de salir corriendo para perseguir sus pasos. Y sin embargo, me quedo estática, pausada en el mismo lugar.

Marta y María parecen haber entendido que lo que menos me apetece en ese momento es verlas comiéndose la boca, así que se acercan a mí. María tiene dibujada en la mirada la curiosidad que siente por saber qué opino de lo que me acaba de decir Alba.

Y no me hago de rogar, mientras siento como una especie de furia irracional se apodera de mi cuerpo.

- ¿Quien demonios le ha dicho nada de mí nota de Historia del Arte? - Gruño en dirección a mis amigas, y tras unos segundos María rompe el silencio.

- Manu Guix, ¿quién si no?- Mi enfado aumenta y se multiplica.

- ¿Le ha preguntado a Manu por mi nota?

- Él la ha llamado a la mesa para felicitarla por ayudarte con la asignatura. Sabe que le dijiste que ella estaba ayudándote.

¿Alba sabe que le hablé a Manu de ella? Esta trama no hace más que volverme loca. Siento como la cabeza me da vueltas, y cierro los ojos durante unos segundos.

Cuando vuelvo a abrirlos la cara de Marta refleja la preocupación que siente por mí en este momento, pero no creo que entienda lo frustrada que me siento. Yo, que iba a negarme a hablar con Alba durante el resto de mi vida, y que pensaba mantenerme en mis convicciones a pesar de lo mucho que me gusta.

Y llega ella con un beso, dos palabras bonitas y me desmonta. No sé quién es más cabrón, si ella o mi karma.

Reconozco que yo he hecho esto un millón de veces. Rechazar gente. Utilizar, mover a mí antojo, jugar con las personas. Solía ser algo que me gustaba.

Y sin embargo, desde que conozco a Alba mi mente no para de repetirme que me he comportado como una imbécil con mucha gente y posiblemente estoy pagando el precio.

Sin embargo, he pasado por alto un detalle.

- ¿Y si tanto me odia y no quiere nada conmigo por qué ha venido a felicitarme? - Miro a María, que niega con la cabeza y sonríe de lado, mientras mira a Marta de reojo.

- Pues porque no te odia. Le gustas tanto que se lo tuvo que negar a sí misma para protegerse si tú no sentías lo mismo. - Responde mi amiga, antes de que la rubia pueda decir nada. Sin embargo, unos segundos después mete baza, mientras yo aún no termino de encajar la noticia que acabo de recibir .

- Y así ha quedado la cosa, las dos sois imbéciles y tenéis una capacidad comunicativa nefasta.

- No entiendo nada. - Continuo estando francamente confusa, pero María pone su mano en mi hombro y me mira con seriedad.

- Alba pensaba que para tí era una más, y aunque le has intentado demostrar que no, es una persona muy difícil de disuadir cuando se le mete una idea en la cabeza. Pero este finde se dió cuenta de que la había cagado y probablemente ahora le da miedo decirte cómo se siente porque tú has pasado de ella esta mañana y sabe que estás enfadada. - Se explica lo mejor que puede, haciéndome comprender las cosas.

Y sin embargo, sigo sin entender a Alba. ¿Le di en algún momento una señal equivocada? ¿Provoqué que pensase que para mí era solo un polvo?

Marta debe de notar que a pesar de las aparentes buenas noticias sigo triste, porque me abraza.

- ¿Sabes lo que vamos a hacer? Vamos a llamar a Carlos, que hoy es lunes y no tiene clase. Y vamos a ir al parque a tocar la guitarra, que eso siempre te anima. - Me dice mi mejor amiga, haciendo un esfuerzo por lograr que esboce una sonrisa, y aunque sonrío, mis ojos no deben reflejar nada bueno en este momento.

In Art We Trust || albaliaWhere stories live. Discover now