Carta de una noche de verano.

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"La idea de esta carta es que se imaginen en el lugar, espero que les guste." (por favor léanla toda)

Salí de la cabaña, mire el cielo y estaba todo nublado, era una noche preciosa y llena de estrellas, habían mucha humedad, el olor a cigarrillo y a tierra mojada me invadió por completo, mi cabello estaba un poco mojado, estaba en manga corta y short y aunque hacia un poco de frió, se sentía muy agradable, parecía un día tan perfecto.

Empecé a caminar y los pies se me hundían un poco en la tierra, había muchos chicos y chicas todos riendo, charlando, fumando, bebiendo; lo mas gracioso de todo es que es un campamento católico, aunque las personas que lo administraban no estaban muy pendientes de nosotros, de todas maneras nadie se quejaba. Los pinos se veían a lo lejos, en cierto momento parecía que tocaban las estrellas, o tal vez era el alcohol, había pequeños círculos de personas, al rededor de inmensas fogatas.

Esta noche somos libres, no había ningún adulto, nadie que te diga no hagas esto, no hagas aquello, si algo nos pasaba seria culpa nuestra, pero al perecer, todos lo aceptaron, y creo que todos preferimos ser libres por una noche, que estar toda la vida presos en nuestros pensamientos. Hoy no importaba nada y a la vez importaba todo, todo lo que hiciéramos hoy, cada locura, cada palabra, cada movimiento, lo recordaríamos por el resto de nuestra vida. Por primera vez en mucho tiempo, me sentía viva y no por una cuestión de rebeldía sino por que, usaba la ropa que quería, decía lo que sentía, aprendí que el hecho de pasarla bien, no significa dañar a otros, también que no todos piensan como yo, pero sin embargo sus pensamientos son increíbles y sobre todo, que los momentos mas maravillosos que uno vive, lo pasa con las personas mas hermosas que pueden existir.

Camine hacia una de las fogatas y me senté en el suelo, mi hermana se encontraba al lado mio, así que paso un brazo por mis hombros y me abrazo con mucha fuerza, pareciera que jamas iba a soltarme, después de que nos soltáramos, nos dimos cuenta que casi todos los chicos del lugar, caminaban hacia dentro del bosque de pinos, nos levantamos y los seguimos.

Llegamos a una laguna inmensa, todos empezaron a rodearla y cuando por fin estábamos todos en nuestros lugares, uno de los chicos mas grandes, grito "a la cuenta de tres, griten y salten al lado", todos juntos contamos hasta tres y se escucharon mil gritos y mil chapuzones. 

Soy divergente, no pienso ser abogado, no soy rubia natural, ya lo sabíamos!! Eso y muchas cosas mas, pero yo no grite nada, solo dije lo que tenia para decir: "gracias por bajar cinco minutos del cielo y darme un abrazo", cerré bien los ojos y me tire al agua.

Para: vos.

De: mi...

Cartas Que Nunca leerás. ® [Editando]Where stories live. Discover now