Como quieres que te quiera | Sabilia

Capitulo 7

Las dos chicas pactaron cantar la famosa canción "Cómo quieres que te quiera" de Rosario Flores. Empezó cantando la gallega.

Cómo quieres que te quiera, 
Cómo quieres, si no estás aquí, 
Cómo quieres que te quiera, 
Si no te das a mí

Continuó la canaria girándose para mirarse entre ellas.

Subiré montañas, y al río lloraré,
Y mi corazón me grita,
Me aprisiona, sin querer.

Las miradas entre las dos chicas eran muy dulces y cariñosas.

Cómo quieres que te quiera, 
Si no te tengo aquí,
Cómo quieres que te quiera,
Tan lejos ya de mí.

Cantó Sabela y, tras ella, Marilia.

Cómo quieres que te quiera,
Si no te das a mí,
Cómo quieres que te quiera,
Si sé que te perdí

Siguieron cantando y bailando suavemente hasta que la base paró de sonar. En ese instante, desenlazaron sus miradas para mirar a la discoteca. Todos les estaban observando con asombro o incluso algunos con una expresión de sorpresa. Bajaron del karaoke y fueron junto las otras 5 chicas.

- No es por nada, pero química tenéis - dijo la Mari al oído de la gallega.

- Cállate... - respondió Sabela con un rojo en sus mejillas.

- ¡QUE BIEN CANTÁIS ILLO! - gritó la malagueña.

- Lo veo. Sabela y Marilia. Pronto en los escenarios - añadió Alba.

- Fantasioso cariño. - exclamó África.

Unas horas después, las chicas (menos María) decidieron volver al campus. Como la rubia con tatuajes no podia conducir, lo hizo Marilia y en el otro coche, como a la ida, condujo Alba. En el transcurso del viaje, Natalia, Sabela y la rubia hablaron más que antes.

Todas se despidieron y se dirigieron a sus habitaciones. Cuando la gallega se dirigía a su cuarto, alguien le tocó el hombro.

- Hay que repetir lo de hoy. Conozco un karaoke por aquí cerca. Cualquier día me llamas y vamos.

- Gracias Marilia. Ha sido genial. El fin de semana que viene podríamos ir... Si te va bien, claro...

- Si. Ya concretaremos mas. - con eso, la canaria le dió un beso en la mejilla y se fue corriendo como una niña pequeña.

Ya en la puerta de la habitación, miró la hora. Las 4:10. En el fondo no era tan tarde... Giró la llave y entró en el cuarto. Su compañera estaba ahí hablando con alguien por mensajes y en una total oscuridad (excepto la luz de la pantalla).

- ¿Aún estás despierta? - dijo Sabela.

- ¿Aún? ¿Qué hora es?

- Las cuatro y doce Julia.

- ¿¡QUE?! Sabela, mañana trabajo a las 8 en un bar de por aquí. Es mi primer día. La he liado mucho...

- No es por nada, pero ¿quién era la persona con quién hablabas? - dijo la gallega con una cara pícara.

- A ver, es un secreto, pero estoy "saliendo" - hizo un gesto de comillas con los dedos - con el Carlo'.

- ¡Felicidades Julia! Sabía que lo conseguirias. - la gaditana hizo una cara extrañada - vale, no me lo esperaba, pero sigo estando orgullosa.

- Pero no se lo digas a nadie, por favor.

- Tranquila Juls. Soy una tumba.

- ¿Juls? Madre mía, la confianza da asco... - dijo riéndose.

- Lo mismo digo amiga, lo mismo digo... - añadió contagiada por la risa de su compañera.

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