Capitulo 16

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Marilia y Sabela intercambiaron miradas tras el puñetazo que dió la primera a Joan.

- Ostia con Marilia - dijo María. - Corred que este se está despertando.

Entonces la canaria agarró la mano de la gallega y salieron como si no hubiera un mañana de esa habitación. Tras unos segundos corriendo, Sabela paró al lado de la escalera.

- ¿Por qué has hecho eso? - consiguió preguntar a causa del cansancio soltando el agarre de manos.

- Porque no tienes la culpa de que tenga un ex gilipollas.- con esa declaración, la menor volvió a coger la mano de la mayor- Venga, vamos a tu habitación.

Mientras avanzaban, iban escuchando gritos de gente por el final del pasillo. Se preguntaron que sería, pero no lo dieron importancia. Llegaron tras andar medio edificio y entraron al cuarto de la gallega. Se sentaron en la cama para descansar un poco ya que el camino lo habían hecho muy alteradas por el miedo de que Joan viniera. Ir a su habitación tampoco era lo más seguro, pero no tenían otra alternativa.

- Madre mía... Pues si que se ha liado... - suspiró Sabela. A Marilia le hizo gracia la manera en que lo dijo, así que empezó a reír. La gallega frunció el ceño y le miró desafiante.- ¿De qué te ríes? - preguntó con una voz de niña pequeña.

- De nada. - los ojos de Sabela seguían mirandole mal, asi que decidió responderle - de ti. Pero no de ti, si no de la manera en que has hablado. Parecías una niña pequeña...

- Ya sientes lo que siento cada vez que hablas. - al decir eso, Marilia miró a Sabela de una manera que nunca lo había hecho. Esto desconcertó mucho a la gallega.

- No es por nada, pero me debes un beso. - susurró Marilia muy cerca de la oreja de Sabela. Esta última se quedó de piedra con la nueva actitud de la canaria.

- Eh... Pues... - consiguió decir la mayor con dificultades ya que se estaba poniendo muy nerviosa. Demasiado nerviosa.

- Sabela, era broma. Si no quieres no...

- Si. Si que quiero. - exclamó antes de que Marilia acabara la frase. - quiero decir... Eh... Que... Yo...

Y de repente, los labios de las dos chicas se fundieron en un tierno beso. Este duró un buen rato hasta que la menor se separó. Los ojos de ambas estaban dilatados y fijos en los de la otra.

- Yo... - dijo Marilia. Pero antes de que siguiera la frase, la gallega le cortó con otro beso.

Estuvieron así toda la noche hasta que cayeron dormidas por el cansancio. Lo siguiente que ocurrió es que sonara el despertador. Ya era lunes otra vez.

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ALBA Y NATALIA VIENEN A BARCELONA. ESTOY LIVING.

~❤️~

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