[EN EDICIÓN]
¿Qué tal si Chariot no hubiera estudiado en Luna Nova? ¿Qué pasaría si los mundos de Harry Potter y Little Witch Academia se unieran?
Después de que Chariot desapareciera, Akko se muda junto a su madre a Londres. Al entrar a Hogwarts e...
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-¡FANTÁSTICO! ¡NUNCA ME HABÍA SUBIDO A UNA ESCOBA EN MI VIDA!.
Habíamos llegado al callejón, un lugar lleno de gente que iban corriendo de un lado a otro.
-Sí, sé lo que se siente -dice.
-¡¿A dónde tenemos que ir?!.
¿Cómo voy a estar tranquila en un lugar así?. La señorita Ursula parece haber vuelto a estar nerviosa.
-Ehh... pr-primero debemos ir a Gringotts a hacer un retiro -responde empezando a caminar.
Mientras caminábamos voy viendo el lugar, en serio hay mucha gente. Lo primero que veo es a muchos niños viendo algo en un escaparate, no llego a ver que es. Hay demasiadas tiendas en el lugar con nombres que olvidaré, hay lechuzas en jaulas cerca de un lugar llamado: "El emporio de las lechuzas". ¿Eso es un murciélago?.
-Es ahí -dice la señorita Ursula, señalando un edificio, no tan grande, de color blanco y la puerta de color bronce.
"Gringotts Bank".
-Creo que será mejor si esperas acá afuera -dijo cuando llegamos a la puerta.
-Bien -respondí antes de que entrara.
Me quedé viendo la puerta de por un rato, sin considerar que si alguien salía me iba a dar un portazo. No puedo esperar, ya quiero una varita, ir a la escuela de mágia, ser igual que Chariot, será divertido ir a un lugar donde haces hechizos y no escribes cosas aburridas.
Escucho un carraspeo detras de mí, me volteo encontrándome con la barriga de alguien, alzó la vista y...
Un hombre MUY GRANDE, está parado frente a mí, es un hombre con mucho pelo y barba sonriéndome, vaya no esperaba encontrarme con este tipo de cosas. La gente que pasa por aquí no le presta atención, ¿ver personas gigantes aquí es normal?. Le dediqué una sonrisa nerviosa, a su lado está un niño de lentes con ojos verdes, que esta utilizando ropa vieja y grande. Parece de mi edad.
-¿Puedo pasar? -me pregunta de forma amable.
-Eh s-si -respondo haciéndome a un lado dejándolos pasar.
Después de ese encuentro me siento en uno de los escalones que estaban cerca de la entrada, mientras seguía esperando otro rato hasta que por fin regresó la señorita Ursula.
-Perdón por la tardanza, -decía nerviosa- tuve unos problemas, aún faltan muchas cosas, hay que apurarnos -dijo empezando a caminar rápido.
Nuestra siguiente parada es una tienda estrecha y de mal aspecto. Vi que sobre la puerta, en letras doradas decía: Ollivander: fabricantes de excelentes varitas desde 382 a.C. En el polvoriento escaparate, sobre un cojín de desteñido color púrpura, se veía una única varita. Que raro, se siente como si estuviera en una biblioteca muy estricta.
