3: No seremos nada más

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[WARNING]
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Este capítulo contiene situaciones sexuales explícitas.
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"Me dejas tocarte, me dejas profanarte, me dejas penetrarte, me dejas complicarte..."
Closer, Nine inch nails
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-De acuerdo –murmuró Marinette.

Nada más pronunciar esas palabras, su instinto le dijo que ya no había vuelta atrás. Adrien la ayudó a subir al coche, se sentó a su lado, y cuando se cerró la puerta los envolvió un silencio cargado de tensión sexual.

–¿Dónde vives? –le preguntó.

Ella le dio la dirección, y Adrien se la repitió al chófer antes de subir
la pantalla que los separaba de él para que pudieran tener
intimidad.

–Debe haber dos docenas de bares entre donde tú vives y donde
vive Louis. ¿Por qué escogieron un sitio en las afueras? –le preguntó mientras se ponían en marcha.

–Un amigo de la universidad acaba de heredar el local de sus
padres. Louis le prometió que vendríamos para celebrar nuestros cumpleaños –respondió ella, aliviada por aquel inofensivo tema de conversación.

Por desgracia, sin embargo, aquel respiro no le duró demasiado.

–¿Y siempre haces lo que dice mi hermano? –le preguntó Adrien,
en un tono muy distinto.

Los dedos de Marinette apretaron el asa del bolso sobre su regazo.

–¿Estás intentando provocar otra discusión? Porque, si mal no recuerdo, aún me debes una disculpa.

Adrien le arrancó el bolso, lo arrojó a un lado, y hundió los dedos en su pelo. Al ver el brillo resuelto en sus ojos, Marinette se notó de pronto la boca seca.

Adrien se quedó mirándola una eternidad, y estaba tan cerca de ella que el aliento de ambos se mezclaba.

–Lo siento –murmuró–. Lamento lo poco acertado que he estado en
mis conjeturas respecto a mi hermano y a ti. Y aunque no estoy de muy buen humor esta noche, no es excusa para el comportamiento que he tenido, así que espero que aceptes mis disculpas.

Sus palabras parecían sinceras, y silenciaron momentáneamente la
voz de alarma que se había disparado en su cerebro.

–Es-está bien –balbuceó.

Los dedos de Adrien se movieron en círculos, masajeándole
sensualmente el cuero cabelludo, y Marimette sintió como afloraba un
calorcillo en su interior.

–¿Satisfecha? –le preguntó Adrien.

–Eso… eso depende.

Adrien enarcó una ceja.
–¿De qué?

–De si vas a empezar otra discusión o no.

–No, preciosa –murmuró él–, estoy a punto de empezar algo
completamente distinto, y lo sabes.

–Yo no…

–Basta, Marinette. Ya te he dicho que lo que pase a partir de este
momento depende de ti, pero tengo la impresión de que tengo que darle a esto un empujoncito antes de que uno de los dos muera de impaciencia. La única palabra que quiero oír de esos labios tuyos es un «sí» o un «no». Te deseo…
Dejando a un lado mi poco ejemplar comportamiento de esta noche, ¿me deseas tú también a mí? ¿Sí o no?

A Marinette se le subió el corazón a la garganta. Llevaba más de diez 
años encaprichada con aquel hombre, pero hasta entonces jamás había albergado la más mínima esperanza de que un día lo tendría frente así diciéndole esas cosas.

Dos Veces tú (A MLB A.U. Story)Where stories live. Discover now