Un poco de él

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A veces es necesario hacer un viaje al pasado para conocer las razones por las que la gente actúa en el presente. En el caso de Kun, era necesario viajar siete años atrás para saber cuál era su problema.

¿Por qué siete años?

A los 16 años lo conoció.

En esa época estudiaba en Fujian. A su colegio había llegado de un chico de intercambio el cual había llamado la atención de todos, alguien con quien solo se necesitaron unas pocas palabras, para hacer que Kun cayera flechado.

El chico y toda su familia, a pesar de ser nativos chinos, vivían en Alemania desde hace unos años, pero este había decidido ir a China por un semestre para así familiarizarse, poder empaparse de su cultura natal. Como Kun era el encargado de su clase, lo ayudó y acompañó durante esos meses sin poder evitar que los sentimientos florecieran al pasar de los días.

Sí, su nombre era SiCheng. El mundo a veces era muy pequeño,

Kun no mentiría, su relación no duro más de cuatro meses, pero aun así, en el corto tiempo fue un paraíso total, se querían demasiado y siempre se lo demostraban en los pequeños espacios que podían, cuando estaban solos y no habían miradas curiosas y discriminadoras al rededor; era una hermosa relación oculta. SiCheng le había regalado unos momentos maravillosos en el tiempo que le fue posible y debía aceptar que gracias a este conoció más del mundo. Gracias a SiCheng nació el deseo de dejar su hogar.
Fue una historia de amor pequeña, la cual terminó cuando SiCheng tuvo que regresar a Alemania. Lo positivo fue que no hubo lágrimas, ni odio, sabían que su tiempo junto estaba limitado y ninguno quería comprometerse a una relación a distancia porque sabía que estaban jóvenes y aunque se quisieran, no se amaban lo suficiente. Se agradecieron por lo gratificante que fue estar con el otro. Nunca pensaron en encontrarse otra vez y, si lo hacían, no sería para revivir viejos amores; aún les faltaba mucho por conocer. Así fue como pasó el tiempo para Kun, siempre recordando a SiCheng como un gran amor en su corazón.

Gracias a sus deseos de salir de su país y conocer más lugares, Kun logró ganar una beca para estudiar diseño industrial en Corea, cosa que no desaprovechó y con el apoyo de su familia, llegó a la universidad nacional de Corea del Sur -una de las mejores del país según Internet-.

La vida estaba llena de sorpresas, y ahí estaba él: un SiCheng más maduro y en su misma carrera, incluso en el mismo semestre. Al parecer la familia de este se había mudado al país dos años antes, así de impresionante es el destino. Pero si se preguntan, las cosas no fueron incómodas. SiCheng había cambiado mucho, lo cual era bueno, se hicieron buenos amigo e incluso el chico le presentó a su novio, Yuta. Kun estaba muy feliz de verlos juntos, ellos eran el uno para el otro.

Era claro que SiCheng tenía un papel importante en su vida, de hecho, fue por el que empezaron los problemas. Todo inició cuando su profesor de diseño básico, en primer semestre, les asignara un trabajo en grupo y ellos decidieron hacerse juntos, porque conocían la forma de trabajar del otro. En esa ocasión optaron por ir a la casa de SiCheng, ya que según él, sus padres nunca estaban en casa y su hermanito menor no los molestaría porque le daban miedo los extraños. Lo último había sido una mentira, porque apenas habían llegado a la casa el pequeño - no tan pequeño--Yangyang se había pegado a Kun como un chicle... cosa que el mayor creía que sería solo ese momento, pero no fue así.

El niño consiguió su número de teléfono de alguna forma que no se podía explicar. El hermano mayor de este decía que no tenía ni idea tampoco. Desde entonces el menor vivía mandándole imágenes de autos de carrera, diciéndole lo hermosos que eran y que algún día soñaba con tener uno. Para Kun era algo tierno, Yangyang era muy agradable y ese niño era la luz de los ojos de SiCheng, aun cuando todos sabían que era un demonio disfrazado de ángel. Los mensajes de Yangyang eran algo normal en su vida; mensajes deseándole los buenos días, donde le preguntaba cómo iba todo y en las noches, donde lo mandaba a dormir con los angelitos, Kun nunca fue fan de eso, pero no podía ignorarlo, se sentía mal. Culpable. No mentiría que con el tiempo se fue encariñado, cada vez que él necesitaba ayuda hacía lo posible por brindársela. SiCheng era quien le decía que Yangyang necesitaba clases de matemáticas, física y química así que también se volvió normal ir a su casa cuando SiCheng estaba con Yuta para así ayudar al menor. Era normal, creía que aquel amor que le tenía era un amor de hermano... Pero era más que eso.

Pasos para superar a un Kun, por Liu Yangyang. [KunYang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora