Capítulo 9: ¿¡Por qué?! Váyanse a la mierda

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- Gracias.- Susurra Evie en respuesta del comentario de Jay.

- ¿En qué estábamos?- Prosiguió Mal, tomando a Evie de la cintura.

- ¿Bromeas? Es mejor acabar esto sin ningún incidente más. ¡Imagina si hubiera sido el Hada Madrina o Bella!- Dice Evie

- Quizá nos hubiera regalado algo.- Bromea Mal.

- Sí, un boleto de vuelta a la Isla.- Dice Evie rodando los ojos y poniéndose a trabajar otra vez. Mal la toma de la cintura y hace que la vuelva a mirar.

- No tenemos tan mala suerte.- Le susurra Mal, rozando sus labios con Evie y metiendo su mano por debajo de la blusa.

- ¿Jay? ¿No deberías estar en tu habitación?- Se escuchó la voz del Hada.

- Oh no.- Dicen ambas a la vez, intentando arreglar todo el desastre lo antes posible.

Antes de que les diera tiempo terminar de limpiarse la directora entro, lanzándoles una mirada severa.

- ¿Alguna razón para que estén aquí las dos tan tarde? Creí haberle dado el permiso a una.

- Sí, pero me ofrecí a ayudar. Dos manos amasan más pastelitos.- Dice Mal, usando su faceta inocente de: "Pero Señora yo no he roto un plato en mi vida." Cosa cierta porque en primer lugar nunca ha tenido un plato de porcelana que poder arrojar a las personas que interrumpen sus momentos con Evie.

La madre de Jane alzo una ceja pensando: " Mal y ayudar nunca van en la misma oración." En la cabeza de Mal estaba la respuesta a eso. "Nunca digas nunca, de paso te puedes ir tengo cosas pendientes..."

- Mañana terminan lo que sea que estaban haciendo. Ahora fuera.- Señaló abriendo la puerta.- Fuera.-

Ambas se marcharon rápidamente sin protestar (por lo menos no en voz alta) o hacer algo que las pusiera en evidencia, esperando que el Hada Madrina no se diera cuenta de lo que estaba por pasar antes de que Jay llegara. Aunque no lo hubiera hecho, sino, no hubiese visto la mano de harina marcada en el trasero de Mal.

- Esta juventud...- Se quejó abiertamente, tomando una escoba para limpiar el desastre.- Como echo de menos mi varita ahora.-

En menos de lo que canta un gallo Mal y Evie habían llegado a la habitación. En la entrada de esta, una puerta sin cerrar con llave estaban la camiseta de Evie y la chaqueta. Tiradas en el suelo, mientras sus dueñas estaban más preocupadas en explorar sus bocas y cuerpos. Sobre todo sus traseros, parecía que sus manos eran atraídas por imanes hasta el trasero para apretujarlo.

- No. No debemos hacerlo todavía.- Dice Mal apartándose de Evie.- No llevamos saliendo ni un día, no somos ni siquiera oficiales.-

- Tienes razón además aquí aparte de ropa sobra harina, es mejor que nos vayamos a duchar.- Dice Evie una sonrisa en su cara, sus labios hinchados.

- Esto no es el fin, pero podremos hacerlo después de la tercera cita. No te preocupes.- Dice Mal y le guiña un ojo a Evie.

- ¿Entonces te parece tener una cita mañana por la mañana?- Pregunta Evie.

- Claro, pero ahora si quieres podemos ahorrar agua y ducharnos juntas. ¿Qué te parece?- Dice Mal, una sonrisa coqueta.

- Con mucho gusto.- Responde y ambas van hacía la ducha, se quitan la ropa y se meten juntas.

No hace falta aclarar que no ahorraron agua, se puede decir abiertamente que fue todo lo contrario. Pero por lo menos se lo pasaron bien y después durmieron acurrucadas. De lo más adorable.

Al día siguiente las cosas no hicieron más que mejorar.

1. El príncipe Ben pareció entender por fin a lo que se refería Mal.

2. Carlos y Jay empezaron a salir oficialmente, comunicándoselo a sus mejores amigas que se alegraron por ellos.

3. Nadie les molesto y tuvieron unas clases que eran más o menos interesantes.

4. Intercambios de besos entre Mal y Evie en un armario durante los recesos.

5. La cita les fue fantástica a las chicas, haciendo que formalizaran. Aunque fuera en secreto.

Y bueno hasta aquí llega esta historia espero que les haya gustado y...

¿En serio se lo creyeron? Apenas llega lo mejor. La ruptura, el cancellation de la boda, la salida del armario, decir sus secretos, prometerse, tener relaciones picantonas...

Lo que llegó más rápido fue la ruptura. Todo el mundo veía que las cosas entre el príncipe y su novia ya no iban tan bien. No se hablaban prácticamente, incluso Mal pasaba más tiempo con Chad que con Ben y eso era mucho decir. Aunque con Chad no llegase a los cinco minutos y si superaba eso era por alguna trastada que le jugaba la hija de Maléfica, todo para hacerle ver lo estúpido y creído que es.

Mucha gente veía venir que en el baile de San Valentín algo ocurriría, ya que Mal se había presentado con Evie y Ben con Uma.

No hicieron nada más que aparecer rumores, que si Uma había vuelto a hechizar a Ben... Nada de lo que decían era acertado.

- Creo que ya es hora de terminar con esto Mal.- Dice Ben.

- Sí, aunque hubiese agradecido que me lo dijeras antes.- Dice Mal, una muca en su cara.

- ¡Tú me fuiste infiel con Evie!- Dice el heredero.

- Pero cuando yo empecé tú llevabas más de tres meses con Uma, no tienes derecho a enojarte. Tú fuiste el que empezó esto.- Dice Mal.

- ¡Yo te quería!- Exclama Ben.

- Y gracias,me hiciste abrir los ojos y ver que tú no eras nada más que un niñato y que mi media naranja es Evie y siempre lo será.- Dice Mal, haciendo que él se enoje aún más.- Sino fuese por ti no me habría dado cuenta.-

Si El Principe Puede... (Mevie) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora