9. Sospechoso principal

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C A P Í T U L O  9

«Amiga, date cuenta»

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Crucé el camino que me llevaría a la entrada de la escuela con rapidez.

Observé la fachada a lo lejos y los alrededores completamente desiertos. Estaba llegando más tarde de lo normal. Y no era para menos, después de toda la sangre que tuve limpiar en mi habitación y buscar un escondite adecuado para las pruebas.

En ese momento estuve impresionada por todo lo que vi, pero estoy segura de que no maté a Emillie. Por más que sea sumamente extraño que no sentí cuando entraron a mi habitación, me bañaron en sangre, dejaron el cuchillo, la blusa y pusieron el anillo en mi dedo. Si yo la hubiera asesinado, aquello no pudo borrarse de mi memoria como por arte de magia.

Lo que está sucediendo aquí es algo distinto: Al ladrón del diario no le bastó con robárselo y, además de jugar al asesino, ahora quiere incriminarme. Pero yo no voy a dejar que lo haga y cuando sepa quién es, todos mis deseos de venganza reprimidos caerán sobre él.

Es broma, quise decir que lo enviaré a la cárcel como una buena ciudadana.

Tomé un hondo respiro cuando las altas columnas de la fachada de Eistlen me recibieron, pero mi intento de fingir que no había sucedido nada flaqueó al toparme con Chase y Nathan en la puerta de entrada. Me detuve de golpe.

¿Es en serio? ¿Su novio y su mejor amigo?

—Incluso Any llegó antes que ella —dijo Chase señalándome.

—Hey —salió de mis labios de forma automática, por lo que me gané la mirada desconcertada de ambos.

¿Por qué demonios dije eso si yo nunca les respondo? Sigue caminando, sigue caminando, sigue...

—¿Por qué llegaste tan tarde? —Chase se interpuso en mi camino—. No te dejarán entrar a la primera clase.

—Me quedé dormida —respondí con simpleza.

—No sabes dónde está Emillie ¿O sí? —cuestionó, nervioso—. No me contesta desde ayer después de clases.

—Ella es tu novia —acusé con indiferencia y un poco de molestia para ocultar que me había alterado un poco—, si tú no sabes yo menos.

—Admite de una vez que pelearon de nuevo —intervino Nathan con hastío, en dirección a Chase—. Por eso no respondió ninguno de tus mensajes y no da señales de vida. Ni siquiera a mí.

—¿Eso que tiene que ver?

Nathan se encogió de hombros.

—Cuando pelean no me responde porque sabe que le diré que te mande a la mierda.

—¡Esta vez no le hice nada! —se defendió Chase—. Solo tal vez me fui por mi cuenta porque me aburrí de esperarla y la deje sola ¿Eso es malo?

La mirada de Nathan se ensombreció.

—¿Otra vez? Sinceramente no entiendo por qué sigue contigo.

—No puedo con esto. Iré a buscarla, tú ve a clases, toma apuntes por ella —dijo con una mueca de arrepentimiento—. Any, hazle compañía para que no se quede solito.

Y se alejó con rapidez.

Parpadee completamente desconcertada e inmóvil en mi sitio al segundo siguiente. Supe que Nathan aprovechó ese segundo para encender un cigarrillo y llevárselo a los labios porque el olor a humo llegó directamente hacia mí. Ladee la cabeza, comprobándolo.

El diario de la muerte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora