Cobardía

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“Los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan allí, ni el recuerdo los puede salvar ni el mejor orador conjugar.”
-Silvio Rodríguez

Le tememos a muchas cosas y nos limitamos porque si, somos cobardes.

En algún momento todos nos hemos roto un poco por arriesgarlo todo y ahora caminamos sin rumbo, asustados de volver a sufrir por un quiebre destructivo.

Quisiera decirte que amarte fue valiente, pero ahora que lo pienso tienes razón, entré a lo patético de la esperanza, de alguna forma me puse cómoda a tu lado y fui feliz por momentos demasiado hermosos para ser olvidados.

Fui muy cobarde al refugiarme en tu vida, en tus cuidados y en la increíble forma que tenías de hacer que lo intentara, siempre me diste pensamientos de que podría hacerlo todo.

Pero me deslicé a la seguridad efímera de una compañía que se cansaba de mi tranquilidad, de mi miedo a abrir mi corazón, de mi inexpresividad, y termine haciendo llorar a alguien que nunca lloraba.

Caí...

Volví...

Regresé al círculo de oscuridad que se clava en tu interior y te destruye...

Me desteñí... los colores se fueron y me quede vacía.

Caminaba por las calles solitarias en la profundidad de la noche mientras me fumaba uno de esos cigarros de melancolía y lloré...

Por ti, por los sueños rotos, por las promesas que tiramos, por las culpas sin responsable, por el dolor de dejar ir a alguien que tenía el poder de elevarme, pero que yo retenía en el piso.

Entonces le escribí poemas a tu ausencia y solo logre darte el mensaje equivocado que confunde el dolor con la culpa.

Y ahora el miedo de ser olvidada por alguien que me importa se manifiesta dejándome un vacío, palabras que dañan, agua salada que se desliza en la soledad de mi habitación oscura, sentimientos que se esfuman cuando respiro el aire contaminado por mi cigarro.

Me derrumbo, mientras me hago consciente de que ya no estas, de que no hay más que daños indirectos, reclamos llenos de furia que ocultan la tristeza y me condeno de formas que te prometí no usar, pero me vuelvo manipulable y dejo que mis emociones me hagan trozos y no sé si eso es lo que esperabas y deseabas de mí.

Te regalo mis frascos de agua salada, mis insomnios y mi poesía rota, espero que te sea suficiente.

Fui cobarde al no detenerte o quizá demasiado valiente como para dejarte ir.

Melancolía de otoñoWhere stories live. Discover now