Melancolía de otoño

Como si fuéramos posibles

Hay ocasiones en que cuantos nos rodean no merecen sino un poco de comedia. Seamos, entonces, un poco farsantes. 

– Benjamín Jarnés

Me besa como si fuera importante, jugamos a engañarnos, por momentos me pienso especial.

Me mira como si le gustara hacerlo y yo, no puedo evitar responder con una sonrisa, como si fuéramos una opción.

Pero sabemos que no, que la química es temporal, que el corazón está en otro lado.

Sabemos que lo que quema al principio se convierte en cenizas, pero a estas alturas no creo que importe sentirme abrigada solo por un momento...

Pequeños instantes en los que brillo deseando no apagarme, pero lo hago todas las noches, quizá por eso disfruto de las llamas aunque duelan un poco, aunque me quemen demasiado.

Indiferente a esto, le escribo un poema al chico de las canciones tristes, alguien que ni siquiera me dice mentiras bonitas para fingir que le creo.

Me gusta porque es difícil de leer, se reserva e incómoda con mi curiosidad, le tiene miedo a los vínculos y lo entiendo, solo no deja que lo conozca y es mejor para evitar los daños a terceros.

Entonces solo nos utilizamos, para llenar vacíos que no sabíamos que existían en nosotros, a él no le importa, a mí me confunde pero no me rompe, quizá ahora si logré ser insensible.

A veces siento que mirarlo fijamente me dejaría conocer sus secretos, por ahora solo es un desconocido que me besa.

Que me mira.

Que me permite engañarme.

¿Eso en que me convierte? Quizá en una cifra más de su lista, pero no, no importa porque no le he pedido nada, porque estoy huyendo lejos de los sentimientos y por una vez, no me daré permiso de sentir demasiado, pero soy tonta e idealista, espero que sepa que se está equivocando conmigo y yo solo, no quiero verlo como si fuéramos posibles.

¿Qué representas? ¿Lo imposible? ¿Un reto? ¿Mi propia mentira?