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CAPÍTULO 1.

Seúl, Corea del Sur
Febrero de 2016. 

08:25 PM. 


Seokjin  hyung dejó un poco de comida para ti, está en la alacena.

—Namjoon, no era necesario hacerlo. —Se excusó, segundos más tarde escuchó el bufido del menor al otro lado de la línea.—Pero dile que de todas maneras agradezco su gesto. 

—Iré a dormir, trata de no desvelarte mucho.

—Buenas noches, descansa. 

Namjoon no tardó ni dos segundos para cortar la llamada. Él había perdido la cuenta de las veces en que el menor le llamaba para informarle que alguno de los miembros se tomó la molestia de dejar comida para él, últimamente su mente andaba a mil por hora con todo los proyectos que tenía por delante y se quedaba hasta las tantas de la madrugada en la comodidad de su estudio trabajando en todas sus ideas. 

No iba a mentir, a pesar de todas las adversidades que pasó durante su período de rookie, le había ido de maravilla en el ámbito laboral. Tenía unos compañeros asombrosos que habían sido como su familia y que lo habían ayudado a progresar tanto profesional como personalmente, su carrera se había lanzado a la cima con su último álbum y sus fans eran las personas más bondadosas a sus ojos. Sin embargo aquello no lo llenaba completamente, por muy egoísta que sonara. 

Había sido de esa manera por unos largos y tortuosos tres años. 

Él la necesitaba, le hacía falta cada día de su vacía vida y los recuerdos jamás habían dejado de perseguirlo en aquel tiempo; la imagen de los últimos segundos de su vida seguía tatuada en su mente, su cara cubierta de heridas, sangre seca en algunas de sus piernas y aquel pulso débil. Choi Haneul había muerto hace algunos años y él seguía viéndola incluso cuando se encontraba dormido. Yoongi había perdido la fe en todo, no creía en milagros, ya no hacía deseos al apagar las velas en su cumpleaños e incluso no tenía un propósito real en año nuevo; si ella siguiese con vida quizás estuviese decepcionado en el hombre en que se había convertido. 

Los ojos empezaban a arderle pues las horas que había pasado frente a aquel ordenador habían decidido pasar factura, pausó la pista y colocó su cabeza entre sus brazos para descansar la vista. Necesitaba café, lastimosamente se le había acabado todas las reservas que tenía guardadas en su nevera y sí, eso significaba que tendría que caminar hacia la tienda de conveniencia más cercana...que quedaba como a unas tres largas cuadras. 

Simplemente perfecto.

Se colocó el abrigo y tomó las llaves de su estudio junto a su carnet lo más rápido que pudo y salió de allí. Agradeció que el celador fuera lo suficientemente agradable como para dejar algunas luces de su área encendida y no tendría que pasar por aquel tétrico pasillo a oscuras; al salir muchos pensamientos cruzaron por su mente. Recordaba aquella época cuándo salía de la empresa a la misma hora cuando apenas era un trainee y nadie lo reconocía, las veces en que llegaba a casa y...

No pudo evitar volver a pensar en ella, lo graciosa que se veía con el cabello desparramado por su escritorio y las babas saliendo de su boca al haberse quedado dormida estudiando, en su mente seguía fresco el sonido de su voz ronca cuando hacía amago de saludarlo. Febrero era un mes nostálgico para él, lleno de malas sensaciones e infortunios. 

HER GHOST ✏YOONGI (EDITED VER.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora