Me doy media vuelta para salir de la oficina pero Gino me toma del brazo dándome vuelta otra vez y me acorrala entre su cuerpo y su escritorio.
- Gino: Deja de escapar...
- Jenn: De que estoy escapando según tu?
- Gino: De lo que estamos sintiendo –Se acercó mucho mas a mi y nuestros labios quedaron a nada de juntarse–
- Jenn: –Le di un pequeño empujón, alejándolo de mi, tratando de hacerme la fuerte y no comérmelo a besos en ese mismo momento, pero él se aferró más a mi cintura– Y tu como puedes saber si yo siento lo mismo que tu?
- Gino: Porque cada vez que estamos cerca tu respiración se agita y el corazón te late más rápido de lo normal.
- Jenn: Quizás tenga taquicardia –Río– Permiso, me voy.
Dicho esto de nuevo me doy media vuelta para irme pero de casualidad paso a botar la pila de papeles que Gino tiene encima de su escritorio así que me agacho a recogerlos, dándole la espalda a Gino y sin querer le doy vista directa a mi trasero y para cuando termino de acomodar todos los papeles en el piso y me levanto recogiéndolos lo miro y observo que tiene una erección casi imposible de ocultar.
*Gino*
Cuando me doy cuenta que ella ha notado mi enorme erección, rodeo el escritorio y la tomo de uno de sus brazos haciendo que se le caiga de nuevo todo lo que tenía en las manos, la llevo conmigo al cuarto de archivos, donde hay un escritorio muy grande y muchas estanterías llenas de papeles y más papeles.
- Jenn: Que haces?
- Gino: Acaso no has visto como me tienes?
- Jenn: No, dime tu, como te tengo?
*Gino*
No le respondo nada, simplemente tomo su mano y la pongo sobre mi pantalón, encima de mi gran bulto.
- Gino: Sabes por que te dejo siempre más trabajo de lo habitual?
- Jenn: Porque me odias?
- Gino: Claro que no, es para que te tengas que quedar mas tiempo aquí y poder verte, poder ver tu carita hermosa y ese sexy cuerpo más tiempo.
- Jenn: Pensé que nos caíamos mal.
- Gino: Aunque a penas lo recuerdes, el fin de semana que íbamos en mi auto a tu casa, me hiciste sufrir y de que manera, ahora yo te haré sufrir a ti...
- Jenn: Aquí? Ahora?
- Gino: Oh preciosa, no tienes ni idea de cuanto quiero saborearte.
Dicho esto, tomo su corto vestido y se lo subo hasta el abdomen, veo que tiene un ligero encaje rojo muy atrevido, delicadamente se lo retiro y lo arrojo al piso y escucho como ella ya empieza a hacer sonidos que me indican que sin empezar ni siquiera a tocarla ya empieza a sentir placer. La pongo sobre el escritorio y la hago que con sus manos tome sus piernas, quedando perfecta y totalmente abierta para mí.
- Jenn: Gino... no...
- Gino: Ambos queremos esto bebé.
