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Cada cierto tiempo Magnus se olvida de que se supone que tenía que estar guiando a los turistas, explicando obras y todas esas cosas. Le ocurre con todas la exposiciones, pero con está en particular el sentimiento de perderse en las líneas de los cuadros es cada vez más atrayente.

No puede si no culpar a Alexander de ese detalle, sus discusiones sobre el significado de los cuadros podrían durar horas si lo dejaran, está seguro de que si pudieran terminarían discutiendo en el suelo.

Y puede, solo puede, que a partir de hay la imaginación de Magnus e vuelva un poco más..... erótica.

En cualquier caso, sus constantes despistes por quedarse mirando una obra son definitivamente culpa de Alexander, no puede evitar querer bañarse en la cantidad de ideas que el chico tiene en su cabeza, o sumergirse en su forma de ver el mundo. 

Y el mismo responsable de que su jefe este cabreado con él, es el responsable de que hoy este en su abandonado estudio con pintura por toda la cara y un gran lienzo en su frente. 

Magnus no es alguien que use bocetos, más bien los odia, le parecen una falta de respetó al trabajo original, tal vez por eso nunca nadie le ha contratado nunca. Pero por una vez no quiere arruinar la maravillosa idea que tenía en la mente, y un boceto al año no hace daño. 

El compara el papel del bocetó con el trabajo final, la piel pálida esta mucho mejor hecha en el lienzo, al igual que los colores del fondo, haciendo que la figura destaque. Aún así le gustan mucho más la líneas del boceto, pero ya no ha nada que se le pueda hacer.

Magnus se sienta en el suelo, mirando al gran lienzo casi como si no se lo creyera, apenas empezó el cuadro hace tres días, y es una de sus mejores obras. 

Casi puede oír la risa de Alec a través del cuadro. Lo cual es patético, por que Alec nunca vera esta obra, nunca nadie vera esta obra. Porque eso es lo que pasa con las obras de Magnus, que nunca nadie las vera. 

Art In Your LookWhere stories live. Discover now