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Alec no está aquí, y es ridiculo pensar que lo estaria, es Domingo por la tarde nadie en su sano juicio pasaría allí  la tarde de un domingo.

Salvo que seas como Magnus y hayas tenido  que ir trabajar por que tu jefe está enfadado  contigo, que en ese caso te jodes y vas al museo.

Lo único bueno que tiene que no haya casi nadie en el museo es que por una vez Magnus recuerda por que amaba este trabajo.

Las pocas personas que están ahí son gente realmente interesada en el arte que lo están disfrutando de verdad. Oh que no están bien mentalmente, lo bueno es que a veces en el arte no puedes distinguir cuando empieza uno y acaba el otro.

Al final de todo el domingo tampoco está tan mal, por lo menos no hay turistas estupidos que le tiren el café encima a Mangus oh que después de repetir : no tomen fotos de las obras, le ignoran y toma fotos así.

Aún así preferiría mil veces más estar en su estudio o tomando algo con Catarina que pasarse la mayoría de la tarde allí haciendo absolutamente nada con su vida.

Parte de el quiere matar a su jefe, el no  le ha hecho nada, tan solo a coqueteado con un visitante, pero, SU JEFE NI HA VISTO A ALEC, no sabe lo difícil que es resistirse a no hacerlo.

Una cosa más que Magnus odia de su trabajo: su jefe y compañeros.

Mientras mira los cuadros de la exposición de Nefilim el tiempo se le pasa volando y pronto su hora de salida está a punto de llegar, Magnus ni puede estar más feliz de abandonar ese asqueroso lugar.

Aprovechando que sus compañeros no le están prestando realmente atención se cambia cinco minutos antes para poder salir puntual del edificio Edom. 

Cuando el aire caliente habitual en NewYork en esta época del año le golpea la cara, suspira y comienza a caminar hacia su bar favorito.

Mientras camina alguien choca con él, y antes de que pueda gritarle se queda mirándolo.

-Hey, Alexander, ¿Donde ibas tan deprisa?

-Y-Yo..- las mejillas de Alec se tiñen de un adorable rosa y Magnus podría considerar esa su imagen favorita. -yo, iba al museo.

Magnus sonríe de lado, teniendo un gran idea en su cabeza.

-Bueno, todavía está abierto, si quieres ir.

Los ojos de Alec se abren como platos y el suave tono rosa pasa a ser un profundo rojo.

-n-no, realmente.. -Alec hace una pausa donde Magnus aprovecha para levantar  la ceja - yo realmente solo, quería hablar contigo.

-Bueno, voy de camino a mi cafetería favorita, si quieres acompañarme.

Alec sonríe mientras una pequeña voz en su cabeza no para de preguntarse de si esto es una cita, por desgracia Alexander ya se ha avergonzado bastante delante del guía y no quiere arruinar lo más haciendo esa pregunta. Así que simplemente sigue a Magnus Bane con una sonrisa tímida en sus labios

Art In Your LookWhere stories live. Discover now