Bien dice aquel dicho que reza así:
El león, no es como lo pintan.En Alemania, la vida dentro de la realeza se había convertido en una rutina aburrida y nada colorida para Lena Luthor.
Ahora siendo una Duquesa con todos los honores era recibida en las visitas diplomáticas de su esposo. Cada semana asistía a cenas, bailes, reuniones con miembros de casas reales y ciudadanos pudientes.
Por lejos ella podía hacer labor social como visitas a hospitales y refugios para indigentes porque Arthur, había solicitado de que Lena estuviera en un ambiente lo más salubre posible y evitar mezclarse entre las pestes.
Lena hacía viajes en naciones europeas, asistía a carreras de caballos o partidas de criquet.
Era la madrina honoraria en varios eventos y en una ocasión había ido al Vaticano a presentarse con el Papa en su rol de Duquesa de Hannover.
En eso, parecía irle bien.A diferencia del matrimonio carente de vida sexual de Lex, en el de Lena desbordaba como chorros de agua.
Casi a diario a excepciones de que la pareja asistiera a eventos sociales o Arthur realizara viajes diplomáticos, pero no había noche en que la pareja tuviera intimidad en el dormitorio.
Así pues llegó el primer mes tras la boda cuando Lena manchó su ropa interior con sangre. Confirmando que no quedó embarazada en su primera vez con su esposo.
En el castillo, los consejeros del príncipe le sugerían a Lena hacer todo posible para embarazarse, desde hacer dietas ricas en estimulantes afrodisíacos hasta medir los tiempos de la menstruación e incluso estudiar los cambios de la luna con miras a futuro cercano en quedar en tiempo de gestación.
Pero todo el sexo, ni toda la dedicación acababa dando frutos.Cada mes, era recibido con peleas y las frustraciones de los Hannover.
Ese heredero tan ansiado no llegaba a gestarse en el vientre de Lena.
Ni todos los remedios, ni las dietas, ni fechando ciclos de la menstruación, ni todos los rituales, ni todas las bendiciones del enunciado del Vaticano que frecuentemente visitaba a los Hannover eran suficientes esfuerzos para que Lena lograra embarazarse.
El matrimonio comenzaba a quebrarse. Ahora las discusiones sobre el tiempo en que Arthur demoraba en retornar al castillo o las ocasiones que Lena consumía te de manzanilla para calmar los nervios antes de dormir se daba con mucha frecuencia.
- ¡Si sigues bebiendo más de esto, te acusaré ante el parlamento de que estás abortando a mi futuro heredero!
Según el príncipe, que meticulosamente tenía escrito una agenda de dieta con alimentos ricos en proteínas y vitaminas B y C que le garantizan un sistema saludable y que era lo ideal que podía llevar una mujer próxima a embarazarse, había leído sobre las propiedades de la hierba de manzanilla y se alarmó ante las prescripciones de el abuso de tomar esa infusión, decía, que el té de manzanilla era casi efectivo para interrumpir un proceso de embarazo en los primeros dos meses de gestación.
Con todo y discusiones, cada noche Arthur ponía todo su esmero en complacer sexualmente a su esposa y muy a pesar de la riqueza de la actividad dentro del dormitorio, la chispa de la pasión se estaba esfumando.
Lena no sentía ni placer, más bien, sentía asco de su marido y hasta de los hombres en general, desde los que le sonreían hasta los que se le declaraban su amor aún en su estatus de casada.

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La Heredera Y La Cantante LIBRO 1
FanfictionLa Heredera y La Cantante SUPERCORP LIBRO 1 Relata las fascinantes historias de 2 verdaderas leyendas de Hollywood. Lena Luthor es una bella joven multimillonaria que fue criada toda su vida para ser parte de la realeza europea, pero tiene el deseo...