EXTRAS CAP. II

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CASO RYOTA:

Estaba recostado en mi habitación, Daikicchi y Taigacchi no tenían ganas de pasar el rato conmigo desde el "incidente" del esmalte de uñas de ayer. Tomé mi teléfono y comencé a navegar por las redes sociales completamente aburrido. La casilla de mensajes de mi Instagram explotaba con mensajes de mis fans. Elegí cinco al azar y los respondí para pasar al tiempo. Noté que todas subieron una captura de las conversaciones que tuvimos.

Entonces una idea llegó a mi mente. ¿Qué tal si me sacaba algunas fotos para aumentar mi popularidad? La agencia de modelaje estaría más que contenta si consiguiese captar la atención de más personas.

Decidido a ganar aún más seguidores me levanté, peiné mi cabello y lo desordené un poco para tener un look "casual". Tomé mi teléfono y me paré junto a la ventana para tener una mejor iluminación, abrí la aplicación "cámara" y elevé mi teléfono por encima de mis hombros para lograr un buen ángulo en mi foto. Sonreí y, en cuanto iba a presionar el botón para capturar la imagen, un exquisito aroma a vainilla inundó la mansión.

No puedo evitarlo, mi cuerpo reacciona solo. Mi teléfono cae al suelo y yo corro por los pasillos y las escaleras. Tengo que encontrarlo.

Oigo el ruido de cristales romperse al estrellarse contra el suelo. Estoy seguro de que los otros están igual. Voy saltando los escalones con la intención de llegar lo más pronto posible cuando veo a Seijurocchi rebasarme.

Rio levemente al pensar en aquella característica de mi hermano, no perdería siquiera cuando se trata de bajar las escaleras.

Llegamos a la entrada casi al mismo tiempo. Sentí mi corazón palpitar con locura cuando lo vi entre los brazos de mi padre. Su cabello celeste caía sobre su frente; y su piel, aunque con vestigios de tierra fácilmente visibles en ella, lucía pálida. Sus mejillas eran la excepción, pues estas parecían estar ardiendo en fiebre. Recorrí su cuerpo con la mirada quedando fascinado con cada centímetro que lograba ver de él.


CASO SEIJURO:

Las piezas de Shogi estaban posicionadas estratégicamente sobre el tablero, jugar contra uno mismo es más desafiante que jugar contra otra persona; pues aunque diseñes la mejor de las jugadas, es posible encontrar la falla que pueda volver la partida en favor del contrario. Después de pensarlo por algunos segundos me decidí por mi nuevo movimiento, levanté una de las piezas, la cambié de casillero y me di por satisfecho. Hora de contrarrestarlo.

Voltee el tablero y decidido a cambiar el curso de juego tomé una de las piezas para iniciar mi turno. Sin embargo, mi mente no estaba en la partida; ya no. Una dulce fragancia había hecho presencia en el lugar y se apoderó de mí.

Me levanté abruptamente haciendo que el tablero de Shogi caiga al suelo y las piezas quedasen regadas sobre la alfombra. Caminé a toda prisa por los pasillos, se oía el ruido de cosas caer desde las habitaciones de mis hermanos.

Al bajar por las escaleras veo a Ryota saltando los escalones de dos en dos. Como buen hermano maduro que soy, me deslice por el barandal de la escalera llegando al suelo primero. Siquiera en esto pretendo perder.

Al llegar a la entrada mi atención se ve monopolizada por un ángel de cabellos celestes que con su sola presencia se adueñó de mí por completo. Miré su rostro, sus labios rosados estaban ligeramente entreabiertos, su respiración era tranquila y su semblante era relajado. Sus mejillas eran adornadas por un tierno sonrojo que supongo es producto de una inminente fiebre.


CASO SHINTARO:

Toda mi atención estaba puesta en el programa de Oha-Asa. En el ranking del día de hoy cáncer puntuó segundo lo cual me dejó relativamente satisfecho. Sin embargo, algo era inusual. La predicción para los signos de mis hermanos y el mío coincidían en algo... todas prometían una gran sorpresa para nosotros. Dejé de prestarle atención al programa súbitamente.

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