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XI

-¡No puedo ir hoy!-protesté escuchando como mi manager resoplaba al otro lado de la línea.- Entiendo perfectamente que la sesión de hoy sea importante ¡Pero es mi día con el y no puedo dejarlo plantado! Si, si, entiendo que esto hará quedar mal a la compañía, si y lo siento. Pero el.... pero yo… entiendo pero mis hermanos.... Iré.

Solté un suspiro y corté la llamada exasperado. No me habían dejado dar mis motivos y era obvio que mis hermanos se enfurecerían al saber que dejé plantado a Tetsucchi. Podría llegar a perder mi única chance de pasar tiempo a solas con el por  culpa de mi trabajo. 

Miré mi teléfono y lo lancé a la cama para luego dejarme caer con dramatismo. Cubrí mis ojos con mi antebrazo, con un nudo en la garganta ¿Por qué a mí? ¿Por qué precisamente hoy? Pensé sintiendo como mis ojos se humedecían.

Unos suaves pasos se acercaron a mi lado, posiblemente fuera una de las criadas trayendo la ropa que la agencia envió para que vistiera camino a la sesión. No me molesté en esconder cómo me encontraba, ellas no se atrevían a traspasar los límites de sus labores. Sin embargo me paralizé cuando sentí un relajante aroma a vainilla inundar mi cuarto. 

El suave toque de unos pequeños dedos en mi antebrazo me hicieron removerme avergonzado. Un alfa no debía llorar, mucho menos frente al omega que debía proteger. Dios, era tan inútil.

-¿Ryota-kun?-Preguntó haciendo que me sintiera aún peor. Estaba preocupado por mí, y yo debía cancelar nuestra primera cita.

-¿Ryota-kun estás bien?-Repitió y quité el brazo de mi rostro fingiendo reír. Qué patético.

-Claro que sí ¡Tan bien como siempre Tetsucchi!-dije con falsa emoción.

El me miró con seriedad y se sentó a mi lado.-Ryota-kun no espera que me crea eso ¿Verdad?-preguntó ladeando el rostro y no pude evitar suspirar. Lo había notado.

-Llamaron de la agencia de modelaje.-confesé tomando sus manos entre las mías y acaricié sus nudillos logrando hacer que sus mejillas se sonrojaran. “Adorable” pensé sintiéndome culpable por lo que estaba a punto de hacer.

-Tengo una sesión de fotos muy importante en unas horas y no podré llevarte al cine como te lo había prometido.-murmuré cerrando los ojos con fuerza, esperando el inminente escándalo del que hablaban mis compañeros cuando debían plantar a sus parejas.

Esperé los golpes, los insultos, el llanto, las feromonas de angustia en el aire. Algo que demostrara que Tetsucchi me detestaba por cancelar nuestra primera cita. Esperé que dejara la habitación y se fuera con Daikicchi o Taigacchi, que me acusara con Seijurocchi o que simplemente se alejara dando un portazo. 

-No llores.-Murmuró mientras limpiaba con su pulgar las lágrimas que no sabía que estaba soltando.-Todo está bien Ryota-kun.-dijo por lo bajo mientras acariciaba mis mejillas humedecidas por el llanto.

-¿No me odias?-pregunté sin importarme lo débil que me mostraba frente a mi dulce omega. 

-Claro que no.-Respondió con una pequeña sonrisa y acarició mi cabello.-Ryota-kun tiene que cumplir con sus obligaciones, además, a Ryota-kun le gusta mucho su trabajo.

-Pero nuestra cita está arruinada por mi…-no pude terminar la oración ya que Tetsucchi colocó su índice sobre mis labios para acallarme. 

-No digas eso. Podemos salir en cuanto la sesión termine ¿No lo crees?-preguntó con una pequeña sonrisa y se levantó de mi cama. Sin siquiera pensarlo lo detuve por la muñeca con suavidad.

-¿Me acompañarías?-pregunté notando como su mirada se iluminaba de manera casi imperceptible.

-Me encantaría, aunque creo que iré a cambiar mi atuendo primero.-Dijo soltando una risita y fue en ese instante que noté que Tetsucchi solo vestía una bata de baño. ¿Habría sentido mis feromonas desde allí? ¿Dejó lo que estaba haciendo solo para consolarme?