VIII

3.1K 322 33
                                    

ATENCIÓN:

Este capítulo está narrado desde la perspectiva de Daiki.


Miraba el techo de mi habitación con aburrimiento, no había nada entretenido que hacer en ese momento. Seijuro nos había advertido que debíamos respetar nuestros turnos, por lo que no podía acercarme a Tetsu hasta que el pudiese tener su momento a solas.

Dirigí la mirada hacia la ventana de mi habitación, los jardines se encontraban siendo arreglados por algunos sirvientes. Suspiré fastidiado nunca había estado tan aburrido; bueno, quizás no fuese tan malo y solo estuviera exagerando por estar a la expectativa.

Después de todo, mi turno era el siguiente al de Seijuro.

Mi mirada se centró en las canchas de baloncesto, quizás podría ir a buscar a Taiga para aplastarlo un poco. Caminé a su habitación y entré sin tocar encontrando a Taiga dormido sobre su cama. Al parecer tendría que despertarlo.

Sonreí para mi mismo ¿Qué clase de hermano gemelo sería si no lo despertaba?

Entré al baño de su habitación y junté agua en un pote. Me acerqué a el sin molestarme en evitar hacer ruido, Taiga tenía el sueño bastante pesado y no había nada de qué preocuparse.

-¡DESPIERTA IDIOTA NOS ESTAMOS AHOGANDO!-grité al mismo tiempo que le arrojaba el agua congelada en el rostro.

Taiga soltó un grito "masculino" e intentó levantarse cayendo de la cama al instante, al parecer sus pies se habían enredado con las mantas. Sin poder evitarlo comencé a reírme de el, su expresión valía oro.

-¡¿QUÉ DIABLOS QUIERES BAKAIKI?!-gritó frunciendo el ceño. Su ropa, al igual que su piel, se encontraba empapada.

-Estoy aburrido.-contesté con naturalidad mientras me miraba con odio.

-¡¿AH?! ¡¿Y por eso me despiertas de esa forma?!-preguntó aun más molesto.

-1 contra 1.-dije y sonrió desafiante.

-¿Listo para perder?

-Como si eso fuera a pasar Taigaho.-sonreí con sorna.

-¿Quieres apostar?-preguntó confiado.

-Claro Taigaho ¿Qué quieres perder esta vez?

-Un mes de comidas en el Maji Burger. El perdedor deberá comprar las hamburguesas del perdedor con sus ahorros, nada de pedirle dinero a nuestro padre.

-Espero que disfrutes perder todo tu dinero.-comenté sonriendo con arrogancia y comencé a caminar fuera de su cuarto.-Te espero en la cancha Taigaho, no tardes.

Bajé las escaleras con pereza mientras rascaba la parte de atrás de mi cuello y caminé hasta llegar a la cancha. Tomé uno de los balones y comencé a botarlo a una buena velocidad. Después de lo que pareció una eternidad Taiga se dignó a aparecer.

-Ya era hora de que aparecieras.-dije con intención de molestarlo.

-Cállate.-respondió quitándome el balón.

Lancé el balón al aire comenzando con el juego. Taigaho y yo nos movíamos por la cancha anotando punto tras punto. Nuestro juego era acalorado y de ritmo rápido. Las zapatillas deportivas que teníamos rechinaban en el suelo de la cancha. Estábamos completamente inmersos en el juego.

-Cachorros.-Nuestros pasos llegaron a un sobresalto. La voz de nuestro padre logró romper aquella atmosfera competitiva que habíamos creado.

-¿Qué sucede?-preguntamos al unísono y nos miramos dispuestos a iniciar una pelea.

Pour PartagerOnde histórias criam vida. Descubra agora