dos

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Milana

Junté todas las cosas cuando sonó el timbre indicándonos que era el descanso, intente hacerlo rápido ya que tenía que ir a la cafetería a comprar el bocadillo y sabía que si tardaba se iba a llenar e iba a ser imposible pasar por todo el tumulto de gente.

Me cargué la mochila en un hombro y empecé a caminar a paso apurado pero un mano me detuvo haciendo que me giré para mirarlo, Mateo.

—¿Pode...

—¿Que mierda querés?—espeté—Tengo prisa y no estoy para perder el tiempo con vos.

Se me quedó mirando con una ceja alzada detenidamente, centré el contacto visual con el y después lo lleve a su agarre, del cual no tardé en zafarme.

—Sí querés hablar, habla y no me quedes mirando como un pelotudo—aporté ya que el seguía mirándome.

—¿Por qué me tratas así?—cuestionó después de unos segundos de silencio—Nunca te hice na...

—Me caes mal, cortita y al pie—interviné—¿Algo más?

—Mila...

—Chau—acabé y lo esquive para salir del aula.

Apure el paso por no decir que casi corrí para ir hasta la cafetería, necesitaba comprarme el bocadillo de lomo urgente. Entré en el local y al principio de toda la cola pude ver a Lucía, la cual no faltaba mucho que la atendieran.

—¡Lu!—llamé, se dio la vuelta y me miró—Tomá, uno de lomo.

Mí amiga se acercó un poco y agarró el dinero, con un poco de estrés pude salir de la cafetería y esperarla en la entrada para que me diera mí bocadillo allí.

Alrededor de cinco minutos después apareció la morocha con mí desayunó, me acerque a ella para darle un beso y agarre el bocadillo.

—¿Por qué tardaste tanto?—pregunto mí compañera dándole un bocado a su tostado—Siempre sos de las primeras en ir.

—Me encontré con Mateo y bue—expliqué abriendo la botellita de agua para darle un sorbo.

—¿Lo puteaste?—me miró y me encogí de hombros—Sos muy mala con el Mila, es el chabón más lindo de cuarto y te da bola y vos un poco más y le encajas una piña.

—No empecés Lucía—declaré y apure el paso para no escucharla.

Siempre era lo mismo, últimamente nuestros temas de conversación se basaban nada más y nada menos, que en el morocho, lo cual había hecho que me cayera más mal todavía.

Al verlo en la entrada de la cancha, suspire y conte hasta diez porque sabía que me iba a soltar algo y después de hacerme perder el tiempo tenía todas las papeletas para darle un bife.

Sentí como me agarró del brazo y me tironeó un poco para que me quedase enfrente de el, sonrió un poco y yo molesta me zafé de su agarre.

—Qué—escupí con enojo, se mordió los labios para reprimir una sonrisa, enojandome más.

—So—rió y como vio que no me hizo gracia, agregó:—Mentira Mila, solo te quería decir una cosa...

Vacíe mis pulmones y me agarré el puente de la nariz, le daba mil vueltas a las cosas y a mi me gustaba la gente directa, que fuera al grano pero sabía que él lo hacía a propósito para hacerme enojar, ya que no tenía nada de paciencia.

—Estás muy linda hoy—habló, le saqué el dedo del medio y empecé a caminar;—¡Mila!

Me giré para mirarlo con mí mejor cara de orto mientras lo veía reírse.

—¡Esa calza te hace un re orto!

• • •

me hace acordar mucho a la faceta pajera de valen.

hablando de el, tengo una nueva historia dedicada para yle, se llama opuestos 💗

fría ; truenoWhere stories live. Discover now