ocho

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Maratón 3/3

Después de comer, hicimos un poco de sobremesa, obviamente pase la vergüenza de mí vida ya que mí mamá no paro de contarle a Milana todas las cagadas que me mandaba de chiquito, entre ellas la vez que me lave los dientes con jabón de manos.

—No sabes el olor a jabón que tenía—rió la mayor contagiandola a la castaña y está me miró con una sonrisita.

—Bueno, basta—setencié y me levanté de la mesa—¿Vamos a terminar el trabajo a mí pieza?

—Aburrido que sos, pero bueno dale—optó la ojiverde levantándose también—Gracias por la comida Laura.

Antes de que mí mamá le contestará y estuviera manteniendo a la castaña como una hora más allí hablando de mí, la agarré de la mano y tironeé de ella para finalmente llevarla a mí pieza.

—¿Por qué tanto apuro?—preguntó con la ceja alzada y zafandose de mí agarre.

—Porque sino te va a tener toda la tarde ahí—señalé rodando los ojos.

Me acerque hasta el escritorio para prender la computadora y saqué los libros para seguir con el trabajo de psicología.

—Dejala pobre—soltó la castaña después de un rato de silencio, la miré  y rodé los ojos—Es tu mamá, ¿sabes lo que daría por tener una mamá así?

Iba a hablar pero ella se acerco hasta a mí de manera firme y me hizo una seña para que no hablara.

—Creo que vos no sos consiente de la suerte que tenés de tener una familia así—empezó la castaña, fruncí el ceño—Que te quiera y hablé de cosas que vos hiciste de chiquito, que trate a los invitados bien o qué a tus amigos los quiera como si fueran un hijo más. Valorá más ese tipo de cosas Mateo, no sabes lo lindo que es.

—Mi...

—Posta te estoy hablando. Yo daría lo que fuera por tener un hermano y una mamá cómo la tuya—siguió y se acomodó el pelo para el costado—Yo se que crees que son unos densos y toda la bola, pero yo estaría todo el día cargoseando si tuviera gente así.

Tenía sed, se me había secado la garganta con cada una de las palabras que había salido de la boca de la castaña. Esta se acomodó la ropa y se acercó al escritorio para sentarse allí y seguir con el trabajo.

Encamine hasta allí y tironeé de su brazo para hacerla levantar y abrazarla, la castaña se escondió en mí pecho y rodeo sus brazos por mí torso.

—Yo no sabía...—empecé y me trabe al intentar buscar las palabras exactas para continuar.

—No importa, ya estoy acostumbrada—soltó y se separó un poco para mirarme con una gran sonrisa—Vamos a seguir con el trabajo porque sino no terminamos más.

Se dio la vuelta y volví a tironear de ella para que me mirase, en un movimiento rápido lleve mí mano hacia su cachete para acariciarlo.

—Podes contarme lo que quieras ¿si? Yo voy a estar para escucharte.

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perdón que tarde un montón en subir este pero es que estuve re ocupada 🙄

fría ; truenoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang