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Harry tenía ahora un pasatiempo favorito: molestar a Draco con extraños apodos y halagos bañados en azúcar y ridiculez

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Harry tenía ahora un pasatiempo favorito: molestar a Draco con extraños apodos y halagos bañados en azúcar y ridiculez. Una estrategia que esperaba tuviera resultados positivos a la hora de ganar coraje y poder confesarse de una buena vez.

Aunque por el momento su cabeza testaruda debía estar puesta en los pergaminos, la pluma, los libros y la tinta. Se lo había ganado, factores externos influyeron pero él admitía que haber salido de la biblioteca sin acabar las tareas fue una mala idea.

Si en el pasado alguien le hubiera dicho que terminaría haciendo sus informes en la habitación de su "némesis" se habría reído.

Ahora solo quería acabar para así poder pedirle a Draco uno o dos de los dulces que estaba comiendo mientras leía un libro enorme.

—Oye, Draco— con algo de nervios habló —Si quiero hacer poción encogedora entonces...

—¿Pusiste las raíces de margarita cortadas?— preguntó sin despegar la vista de su lectura.

Harry en silencio empezó a escribir el ingrediente que se había olvidado de poner.

—¿Me guardarás algunos dulces?

—Termina eso rápido y tal vez sí.

—¡Eso es cruel!

—No seas infantil, Harry.

El moreno bufó y sacó su segundo pergamino, nunca más volvería a hacer eso.

—Quería saber— oyó a Draco unos minutos después, parecía no querer hacer contacto visual con él —¿Qué hablaban tú y la chica Weasley?

Oh, no debería hacerse ilusiones, pero esos por un momento parecieron indicios de celos.

—Bueno— Potter hizo un gesto de desinterés  —Nos saludamos y nos pusimos a hablar de varias cosas, Quidditch, tarea, cosas irrelevantes.

—¿Ah, sí?— contestó el rubio con un tono de burla mientras agarraba otro dulce —Porque te tomó bastante tiempo solo hablar de eso. Quiero decir... tú sabes.

Harry se aguantó las ganas de reír, que Draco le tirara una almohada arruinaría el ambiente.

—Está bien, está bien, asunto terminado— rascó su nuca, esto era arriesgado —Ehm, ¿Cuándo me dijiste que fue la rebelión de los duendes?

Escuchó a su compañero suspirar y por fin, sacó el rostro del libro.

—Fueron tres— inició con un tono calmado —La primera en 1612 cerca a Hogsmade, los magos usaron "Las tres escobas" como cuartel, no vayas a olvidar eso, Potter;  la segunda fue en...

Y Harry se volvió a quedar embobado, poder admirar a Draco mientras hablaba sobre algo de lo cual conocía, contando detalles y explicando con tanta paciencia. Era hermoso.

—¿Me estás escuchando?

—Eres increíble— susurró y trató de adquirir más confianza —Me ayudas a pesar de todo y yo

—Harry, otra vez no— murmuró el rubio, listo para la cascada de halagos que siempre el moreno soltaba para evitar estudiar.

—Yo— pasó saliva y cambió su posición para evitar verlo —Creo que hasta te besaría.

Silencio, Harry trató de encogerse en su asiento y apretaba con fuerza su pluma. No había pensado adecuadamente en todas las cosas que iban a pasar si abría la boca. Todo lo avanzado se arruinaba por su culpa.

—¿Qué...? ¿Qué te detiene, entonces?

O tal vez no.

✧ e m o t i o n a l ; [ᵈʳᵃʳʳʸ/ʰᵃʳᶜᵒ]Where stories live. Discover now