OO2

101 11 0
                                    

Tal vez él estaba volviéndose loco, porque era realmente imposible que el cielo se viera de ese tono verde, menos aún que el agua fuese púrpura; los árboles, arbustos y césped estaban teñidos de rosa y rojos muy sutiles. ¿Qué estaba pasando?

Para su sorpresa, se encontró a sí mismo caminando por aquel lindo camino anaranjado —con tonos amarillentos— como si lo conociera de siempre. Su cerebro no cuestionaba para nada y eso le hacía sentir —extrañamente— cómodo. Cómo cuando lees una historia como blanca nieves, donde no refutas la magia, ni nada por el estilo.

Caminó rozando con la yema de sus dedos las hojas de los árboles, mirando a los lados, hasta saltando y canturreando. Se sentía diferente.

Un diferente, diferente.

Pronto, las sombras que creaban los árboles comenzaron a desaparecer, y en su lugar, la luz de aquella esfera blanca —que se asemejaba al sol— alumbró protagonista. Una pradera repleta de flores marrones y verdes, rojas y hasta negras se alzó preciosa a su vista. Jamás había visto tal belleza al natural.

Con pasos vacilantes, avanzó por el rojizo pasto. El viento, con olor a vainilla, inundó su ser y se obligó a seguir avanzando —la tentación de quedarse parado para oler tal aroma era demasiada—. Su vista danzaba de un lado al otro, intentando memorizar cada centímetro de aquel efímero lugar.

Porque sabía que no estaría ahí por mucho.

Una extraña sensación inundó pecho, presionándolo e impidiéndole seguir caminando. Se quedó estático, como si de una roca se tratase; y si no fuera porque su estómago se contraía y relataba con cada respiración forzosa, cualquiera creería que era una estatua. Estaba asustado, aterrado.

Sus pulmones exijían aire, pero él no lograba otorgárselos. Estaba ahogándose en nada. Cerró sus ojos, rogando por respirar. Sus manos se cerraron en puños e hizo su mayor esfuerzo para llevarlas a su pecho.

¡Ayuda! ¡Socorro! ¡Por favor, alguien! ¡¡Por favor!!

De golpe, la tensión se disipó y su cuerpo cayó al suelo, sin él poder evitarlo. Sus ojos se abrieron de golpe y, por fin, logró respirar adecuadamente. Abrió su boca para tomar mucho más aire, aunque comenzaba a desesperarse. No era suficiente.

El rojo pasto crujió y levantó la mirada con curiosidad.

— ¡Oh, dios! ¿Está bien?

"La realidad esta equivocada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"La realidad esta equivocada. Los sueños son reales."
— Tupac Shakur.

Dreamer ♡ vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora