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Maratón 3/3

Abrió sus ojos con pesadez, sintiendo su cuerpo dormido y distante; su cabeza no lograba procesar nada, solo gritos, gritos lejanos y distorsionados; eran hasta asfixiantes... Pero entonces se hicieron nítidos, de un momento al otro y la cegadora luz de una linterna le hizo reaccionar.

— ¡Taehyung! ¡Dios, mío!

Entonces, un golpe lo hizo caer nuevamente a la confusión. No era un golpe literal, pero se había sentido como... Cómo si hubieran apagado su cerebro.

Pero esa voz no la conocía... ¿O sí? Sonaba tan distorsionada que apenas podía distinguir qué decía. Sus ojos pesaban y, por mucho que intentara, no podía moverse. Entonces escuchó algo; no supo bien qué era, pero llamó su atención, porque entre todo el caos de gritos y pasos, la dulce y suave voz de alguien comenzó a llevarlo lejos de ese lugar. Sus ojos se cerraron delicada y lentamente, mientras sus pensamientos se aclaraban.

Estaba en un hospital, uno ruidoso y molesto, pero... ¿Por qué?

No recordaba con claridad, ¿Hacía cuánto estaba ahí? O, peor... ¿Cuándo saldría?

De pronto el rostro de su mejor amigo apareció en su cabeza, brillante y sonriente. Hoseok bailaba de un lado al otro en una habitación grande de paredes negras y techo alto. Él reía y saltaba de un lado al otro; hasta que Yoongi entró en la habitación por una puerta gigante de madera que Taehyung no había notado.

Él se veía mal.

Sus ojos estaban rojos e hinchados, sus mejillas mojadas. Sus manos temblaban y sus pasos eran inconexos. Algo andaba mal, muy mal.

— Te extraño — Su voz sonaba lejana y rota, ronca y perdida; casi como Taehyung. — amor... Hoseok — pero él no respondía, solo reía y bailaba.

Un golpe hizo a Taehyung voltear, ahora estaba de nuevo en el hospital. Todos le miraban y cuando logró enfocar su vista en el doctor más viejo, explotaron los gritos nuevamente. Se estaban felicitando, lo habían salvado...

¿De qué?

☁☁☁

Esa tarde, Taehyung se sentó en la camilla de aquella clara habitación de hospital, a mirar la desconchada pintura de la pared. Se sentía extraño, sin ganas de seguir, pero sabía que no debía ser así. Él no era alguien depresivo, lo sabía, lo dedujo... Entonces, ¿Por qué? Y, no sabía por qué o a qué.

Se sentía...

— perdido...

— ¿Eh? — saltó en su lugar al escuchar una segunda voz; una tan jodidamente conocida que le hizo tragar duro — ¿P-Pero cómo?

— tú me buscaste, ¿Sabes? Despertar y de pronto no ver todo como lo conozco fue extraño.

— J-Jungkook...

— sí, bueno. Extraño al hombre del mercado y a la nimita*. Eran buenas personas... — su voz sonaba más suave, dulce. Taehyung supo en ese momento que había sido él, el que había hablado antes.

— Esto es imposible. ¡Eres un sueño! — gruñó, entre confundido y masacrado. Se sentía asustado. No lo malinterpreten, está feliz de ver al pequeño y peli púrpura muchachito, pero no en su 'mundo'.

— Pues, gracias ~ — contestó simplemente él, sonriendo. A paso lento se acercó al castaño meneando su pequeña cadera y con su vista fija en los ojos del muchacho.

— No lo entiendo, JeonGguk. Es-Es...

— ¿Imposible? Yo pensé lo mismo, pero aquí estoy.

Solo para ti. Y Taehyung quiso creerlo, porque ahí estaba, pero no pudo. Volteó, confundido y cuando giró nuevamente a ver, JeonGguk se había ido.

Gritó, como jamás lo había hecho y lloró por su idiotez. Pudo haber estado con aquel precioso muchacho, con el chico de corazón noble, pero, no, él solo se negó. Se odió por eso.

"Los sueños son necesarios para la vida

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"Los sueños son necesarios para la vida."

Anais Nin.

*Nimita: Vendedora

Dreamer ♡ vkΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα