Capítulo 6

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La primera semana para algunos fue estresante. Denki, Shoto y Eijirou llegaban tarde siempre porque se perdían por los pasillos. Al menos llegaban a la clase correcta. El pobre Koji nunca se acordaba de dónde tenía que estar.

Y después estaban las clases. Tenían astronomía, donde debían estudiar el cielo nocturno y aprender los nombres de las diferentes estrellas y los movimientos de los planetas. Tres veces por semana iban a los invernaderos a estudiar Herbología, con un mago bastante joven que parecía un elfo llamado Tamaki Amajiki, y aprendían a cuidar de todas las plantas extrañas y a descubrir para qué debían utilizarlas. 

Pero la asignatura más aburrida era Historia de la Magia, la única clase dictada por un fantasma. El profesor Togata Mirio intentaba que fuese divertida, pero simplemente a los alumnos les aburría tanta materia. La clase de encantamientos la impartía  el profesor Higari Maijima. Era un brujo simpático con el que las clases eran mucho mejores. La profesora Kayama era sin duda extraña pero diligente a la vez. Les habló en el primer momento en que se sentaron, el día de su primera clase.

-Transformaciones es una de las magias más complejas y peligrosas que aprenderéis en Hogwarts -dijo-. Cualquiera que pierda el tiempo en mi clase tendrá que irse y no podrá volver. 

Después de hacer una cantidad de complicadas anotaciones, les dio a cada uno una cerilla para que intentaran convertirla en una aguja. Al final de la clase, sólo Bakugo había hecho algún cambio en la cerilla. 

La profesora le dedicó una excepcional sonrisa. La clase que todos esperaban era Defensa Contra las Artes Oscuras, pero las lecciones de Bubaigawara resultaron ser casi una broma. 

El viernes los chicos por fin encontraron el camino hacia el Gran Comedor a la hora del desayuno, sin perderse ni una vez.

-¿Qué tenemos hoy? -preguntó Shoto a Bakugo, mientras tomaba su tostada.

-Pociones con los de Slytherin. Aizawa es el Jefe de la Casa Slytherin. Dicen que siempre los favorece a ellos.

-Ojalá la profesora Kayama nos favoreciera a nosotros -dijo Denki. 

La profesora Kayama era la jefa de la casa Gryffindor; pero era imparcial en sus clases, y los trataba a todos por igual. Justo en aquel momento llegó el correo. Eijirou vio cómo Hedwig le dejaba un sobre en su plato, que abrió enseguida. 

Querido Eijirou, 

¿te gustaría venir a tomar una taza de té conmigo, a eso de las tres el viernes?

Taishiro

Eijirou cogió prestada la pluma de Katsuki y contestó: «Sí, gracias, nos veremos más tarde»

Cuando terminaron de desayunar, fueron todos juntos a las mazmorras, que era donde se impartía la clase de pociones.

-Vosotros estáis aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones -comenzó Aizawa-. Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita. No espero que lleguéis a entender la belleza del arte de crear pociones.

Todos estaban en silencio.

-¡Kirishima! Nuestra nueva... Celebridad-dijo de pronto-. ¿Qué obtendré si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?

Eijirou no sabía a qué se refería, y miró de reojo a Shoto, que parecía incluso más perdido que él. 

-No lo sé, señor.

-Vamos a intentarlo de nuevo. ¿Dónde buscarías si te digo que me encuentres un bezoar?

-No lo sé, señor.

-Parece que no has abierto ni un libro antes de venir. ¿No es así? ¿Cuál es la diferencia entre acónito y luparia?

-No lo sé.

-Es una pena... Se ve que la fama no lo es todo.

Tras esto, no mejoró para nada. Aizawa los puso en parejas, para que mezclaran una poción sencilla para curar forúnculos, lo que provocó un horrible olor en la clase. Eijirou se había puesto con Bakugo para el ejercicio porque Denki estaba con Sero. Todoroki se había hecho amigo de otro chico llamado TetsuTetsu, y se había quedado con él. 

Aizawa los criticaba a todos menos a Monoma. En el momento en que les estaba diciendo a todos que miraran la perfección con la que había cocinado los ingredientes, una humareda verde salió del caldero de Koji y Sato. De alguna forma, Koji se las había ingeniado para convertir el caldero en un mejunje hirviente que se derramaba sobre el suelo.

-¡Chico idiota! Supongo que añadiste las púas de erizo antes de sacar el caldero del fuego, ¿no? 

Koji lloriqueaba, y no podía decir nada. Sus amigos se compadecían de él.

Una hora más tarde, cuando subían por la escalera para salir de las mazmorras, todos estaban deprimidos por lo que había pasado. Aizawa se había pasado toda la clase fastidiando a los de Gryffindor, y no podían más.

-Anímate -dijo Denki-. Aizawa siempre le quitaba puntos a Touya y a Natsuo. ¿Podemos ir a ver a Taishiro contigo?

Salieron del castillo cinco minutos antes de las tres. Taishiro vivía en una gran casa de madera, en el borde del bosque prohibido. Cuando Bakugo llamó a la puerta Sorahiko les abrió la puerta.

-Entrad 

Había una sola habitación. Había una olla en el fuego, unos sofás desvencijados y en un rincón había una cama.

-Estáis en vuestra casa —dijo Taishiro.

Cuando iban a sentarse, un perro apareció por la puerta de la casa cuando Shoto iba a cerrarla. Se lanzó hacia Bakugo y empezó a lamerle la cara alegremente mientras el chico estaba en shock.

-Éste es Fang.-Lo presentó Taishiro.

-Taishi, ellos son mis amigos: Denki, Katsuki y Shoto-dijo Eijirou.

Taishiro les sonrió. Sacó un pastel y lo partió para los chicos, que en cuanto lo probaron empezaron a devorarlo por lo bueno que estaba.

-¿Y cómo está vuestra prima Fuyumi? -preguntó Taishiro a Bakugo y Denki-. Me caía muy bien, era muy buena con los animales. 

Mientras Denki le hablaba a Taishiro del trabajo de Fuyumi con los dragones, Eiijrou miró el recorte del periódico que estaba sobre la mesa. Era de El Profeta.

RECIENTE ASALTO EN GRINGOTTS

Continúan las investigaciones del asalto que tuvo lugar en Gringotts el 31 de julio. Los gnomos de Gringotts insisten en que no se han llevado nada. La cámara que se registró había sido vaciada aquel mismo día. 

-¡Taishi! -dijo Eijirou-. ¡Ese robo en Gringotts sucedió el día de mi cumpleaños! ¡Pudo haber sucedido mientras estábamos allí!

Taishiro evitó su mirada. Gruñó y le ofreció más pastel. Eijirou volvió a leer la nota. «La cámara que se registró había sido vaciada aquel mismo día.» Taishiro había vaciado la cámara setecientos trece. ¿Sería eso lo que estaban buscando los ladrones? 

Eijirou Kirishima y la Piedra FilosofalWhere stories live. Discover now