Sonaba algo. Una bella canción en piano, que se mezclaba con la dulce luminosidad que emanaba de detrás de las cortinas. James observó el rostro dormido de su amado, y deseó que esa música nunca se pudiese acabar. Él estaba muy quieto y muy pálido, con los labios inexpresivos y las manos inmóviles, mirando las palmas hacia arriba. El cabello, despeinado, crecía sobre la almohada. Los párpados se veían un poco azules, y sus venas podían marcarse a la perfección por el rostro. Hace mucho que James no sentía algo como eso. Miró a Ethan, y por un momento fue consciente de su plena belleza; algo en él se inundó de dolor, desde los labios entreabiertos aún se veían los rastros de sangre seca, que, irónicamente, proyectaban una imagen viva de hermosura sobre éstos.
James se volteó y comenzó a llorar.
Negro.
El sol estaba apagado, veía unas muy blandas nubes grises corriendo alrededor del cielo, como anunciando una pronta lluvia bajo la que, sin duda, se vería envuelto. Estaba mareado, le palpitaban las sienes y no sentía el suelo bajo sus pies. Intentó mirarse las manos, buscando algún vestigio de realidad en su mente, y no pudo encontrar más que el negro azabache gimoteando a su alrededor. Sobre su cabeza, vio a las nubes formando un extraño remolino. Ethan sentía una especie de calor recorrer su cuerpo, y concentrada en su estómago tenía una molesta sensación de cansancio, como si acabara de hacer ejercicio.
Las nubes se aglutinaron, no tenía idea de la hora o de qué estaba pasando. ¿Dónde estaba? Oyó un quejido proveniente del cielo y quiso alejarse, pero no se podía mover. En realidad, en aquel momento, el concepto de movimiento parecía totalmente ajeno; nubes grises que controlaban sus pasos. De pronto, un resplandor rojo lo cegó y tapó su vista de negro para reemplazarlo con una nube anaranjada, fue entonces cuando cayó en cuenta de que tenía los ojos cerrados. Tuvo, al fin, noción de su cuerpo: lo sintió, mas aún no se sentía capaz de moverlo. Sus miembros estaban cansados y muy relajados sobre una superficie blanda, sentía al suelo mecerse.
Ah, una cama.
Consiguió apretar los párpados y llevó la atención a su cabeza, bajo la cual, cayó en cuenta, descansaba una almohada. Una extraña serenidad se apoderó de él, deseó quedarse en aquel estado de consciencia apagada para siempre. Pero, ya sea por la naturaleza curiosa de Ethan o por su conocimiento respecto al caso, hizo el mejor esfuerzo que pudo para moverse. Lo intentó con los dedos de las manos, flexionándolos despacio, al punto en que consiguió tensarlos. Los recuerdos llegaban a su mente, sentía cómo despertaba poco a poco: estaba con James, y de pronto había sentido un espantoso ardor corriendo por su cuerpo, apretándole el estómago y subiendo hasta su garganta. No le había dicho nada al doctor, que lo miraba atento y hablaba sin parar. Recordaba que en aquel momento se sintió decaído, y la voz de James lo empezó a aturdir. Entonces sintió un palpitar en su cabeza y piernas, el doctor lo abrazó, y cuando sus pieles se tocaron Ethan sintió que su cuerpo perdía peso, una sensación de abandono de sus órganos tan espantosa que lo hizo sentirse cerca de la muerte. Alejó a James, queriendo decirle algo, y entonces el ardor se volvió tan insoportable que perdió el equilibrio. Después de eso... no recordaba nada.
Movió ahora un poco los brazos, apretándolos contra el cuerpo; sintió un par de agujas enterradas en uno de ellos. Alarmado por esto, se preocupó expresamente de abrir los ojos, y al conseguirlo, se topó con el blanco inmaculado del techo que lo acogía.
Estuvo en silencio unos segundos, con el rostro relajado y sin ser capaz de moverse un poco más, todavía intentando comprender la situación. El aire se veía y respiraba limpio, muy fresco, y las paredes (lo que alcanzaba a ver de ellas) relucían con el color de las baldosas. De pronto una imagen se cruzó en la vista de Ethan, una mujer de unos cuarenta años que lo observaba atenta. El detective hizo un gran esfuerzo por mirarla.
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[PAUSADA] Si Estoy Loco, Es Gracias A Ti. *Yaoi*
FanfictionDoble D acaba de graduarse de la universidad, y comienza a trabajar de ayudante en un instituto de enfermedades psiquiátricas. Todo va bien, hasta que un día lo trasladan a un nuevo edificio y con un nuevo paciente diagnosticado con esquizofrenia. D...