Capítulo uno

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LA GRAN PROMESA DE CHINA

— ¿Estás listo para salir? Tienes un minuto. — la voz de aquel joven pelinegro resonó a través de la habitación.

Repentinamente se sintió ansioso de estar frente a cámaras ¿Cuántas veces no había visto un flash disparando justo en su dirección? Infinidad tal vez. Pero jamás había tenido que hablar frente a ellos.

Posar y hablar eran dos cosas totalmente diferentes.

Antes solía ser algo sencillo, práctico e incluso divertido. Ahora, parecía que todo se estaba convirtiendo en algo demasiado serio, que no supo cuándo, ni cómo sucedió. La situación había comenzado como una forma de ganar dinero para sus estudios y de aprovechar para lo único que le solían decir que era bueno, pararse y verse bonito.

Increíblemente humillante, pero al final de cuentas eso fue lo qué pasó por su mente al ver la oportunidad de su vida aparecer frente a sus ojos.

Una calurosa tarde de verano, caminado por las concurridas calles de Beijín un enorme anuncio publicitario de una pequeña agencia de modelaje que había llegado a la ciudad se cruzó en su camino. No pedían demasiado. Ser mayor de 18 años, piel pálida y facciones agradables... bueno, lo intentó y lo consiguió. Y ¡Oh sorpresa! después de tres largos años que lo hicieron considerar tomar en serio el posar para revistas de moda, anuncios de tv abierta y desfilar en pequeños podios de marcas locales, lo fueron posicionando en el mercado laboral como un prospecto grande en la industria.

Le consiguieron un manager personal y en menos de seis meses el tipo de nacionalidad coreana le había conseguido una plaza temporal como uno de los modelos principales de SH Entertainment. Malditamente increíble. Era la agencia de talentos más importante de Asia y no duda que pronto del mundo entero, le había dado la gigantesca oportunidad de ser parte del equipo de trabajo. Era un maldito con demasiada suerte.

— LuHan, entras en 20... — la voz de su mánager comenzó a recitar una cuenta regresiva. Se alisó su brillante traje negro, se echó una última mirada al espejo y aunque le pareció llevar el maquillaje un tanto excesivo, considero que era pertinente dado que saldría en televisión nacional.

El programa de entrevistas más visto de los últimos años había programado media hora exclusivamente para él, un simple jovencito que nació en una tranquila provincia en China, quien era solicitado por el imperio de entretenimiento más famoso de Corea, noticia fácil y lucrativa.

— ¡Es tu hora de entrar! – la indicación fue dicha a la par que el pitido electrónico de algún artilugio del lugar sonó por los altavoces.

Respiró profundamente y caminó por un largo pasillo oscuro. Conforme sus pasos se acercaban a la luz, los agudos y múltiples gritos del público le inundaron los oídos de una forma tan grata haciéndolo sentir lleno de una alegría inmensurable, pues jamás, ni por un segundo de su vida, se imaginó que alguien pudiera reaccionar de esa forma por él, por ser LuHan, por hacer lo que le gustaba y lo que hacía mejor.

¿Cuántas personas en el mundo tenían esa dicha?

Suponía que no muchas.

Caminó bajo los múltiples reflectores y sus ojos vagaron rápidamente por todo el set. Era simplemente fenomenal. La presentadora ya se encontraba sentada en un sillón blanco muy bonito y sonriéndole como muñeca de revista. El público invitado se volvió loco al verlo entrar y tímidamente saludó, se sentía inexperto, fuera de su aérea; pero se mentalizó para dar lo mejor de sí mismo, como siempre lo intentaba.

No quería defraudarse ni al él, ni a aquellos que había confiado en él en un momento tan importante.

— ¡Bienvenido, LuHan! Es un gran honor que estés con nosotros en el programa de esta noche. – habló aquella mujer.

Lecciones para Oh SeHun [HunHan]Where stories live. Discover now