Invernadero

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—Jake

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Jake..

—¿Es lo único que vas a decir, nena? .—Me pregunta con un tono presumido.—¿Tanto te he dejado sin palabras?

Mi labio inferior tiembla, acto seguido Jake se lleva los dedos con los cuales me toco, a sus labios.

—Sabes también como lo recuerdo.

—Perfecto.—Logro decirle.—Es el único recuerdo que tendrás de mí y ya deberías empezar a borrarlo.

Mi comentario no le agrada y cuando me dispongo a irme, me toma del brazo.

—Como si borrarte de mi mente fuera posible, Chloe.—Forcejeo, peor sus dedos se cierran más alrededor de mi piel.—Y no te vas a ir hasta contestarme la maldita pregunta.

—Suéltame, Jake.

Me aprieta con más fuerza atrayéndome a el, su mirada cambia y se vuelve más cruda la mirarme de cerca, entonces entiendo a donde han ido a parar sus ojos.

Tengo mordidas en todo el cuerpo, mordidas que mis dientes también dejaron en el cuerpo de Travis.

—¿Eso responde tu pregunta?

Jake frunce el ceño.—¿Desde cuándo te has vuelto tan contestona?

—Desde que me di cuenta que jugaste todo el tiempo conmigo, esta soy yo Jake, no esperes que te trate de manera correcta cuando no te mereces ni que te dirija la palabra.

—Fuimos felices.. ¿Acaso lo olvidaste?

Mi corazón duele porque es una gran mentira.—Viví engañada, creyendo que esa era la felicidad, pero nunca lo fue. Nunca fui feliz a tu lado, Jake.

Jake cabecea en dirección a la puerta de la cocina.—¿Y con el hijo de puta de Travis eres feliz?

—Sí, el me hace feliz.

No vacilo ni una sola vez y él lo nota, está muy sorprendido, entonces se ríe.

—No tienes idea de lo que hablas.—Se burla de mi.— Déjame decirte, nena, que aun sigues atrapada en una burbuja de felicidad, la realidad es otra y cuando te golpees con ese muro sabrás que lo que yo te hice te dolió menos.

—Dudo que algo más me duela tanto como lo que tú me hiciste.

—No tienen al destino, Chloe.. Porque Travis puede ser incluso un bastardo mucho peor que yo.

—Admites que eres un bastardo.

Él se tensa.

—¿No escuchas lo obvio? Estoy diciendo que te va a lastimar.

No le respondo y el toma un respiro.

—Admito que me equivoque, pero mis sentimientos siempre fueron reales.

—Reales...—Repito esa palabras.—¿Así como también fue real el de llamarme Zorra otra vez?

—¡Mierda, Chloe, estoy furioso!

Bajo las Sábanas de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora