Capitulo 15

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Era sábado por la mañana, le había llegado un mensaje de una compañera de curso que decía que debía ir al Instituto para hacer una tarea. Rosario cerró su teléfono, y buscó sus botas entre sus zapatillas. Tomó una cazadora negra, y su gorro de lana preferido. 
Le avisó a su padre que saldría, no le diría que iría al Instituto, por las dudas. 
Salió de la casa, y hacía mucho frío, demasiado. 
Volvió a entrar, y tomó las llaves del auto de su padre. 
Entró en el mismo, y prendió la calefacción. Iba a llamar a Alissya pero se quedó sin crédito, así que esperaría hasta encontrarla allí y arreglar para salir algún lado para que no sea un sábado muy domingo. 

Estacionó en el aparcamiento, y solo vio un auto pero, no lo reconoció. Apagó el motor, se abrochó la cazadora, y salió con su morral colgando de su hombro. 
Abrió la puerta principal, y no se escuchó ningún sonido cerca. Agarró su teléfono para preguntarle Alissya dónde estaban pero, en ese momento, recibió un mensaje de la misma compañera. Emprendió su viaje hacia los vestidores de Educación Física. 
Escuchó unas risas en los baños del mismo, y al ver salir a Sandy con sus amigas detrás, entendió que había caído en la broma que le tenían planeada. Ahora debía enfrentar lo peor. Sandy cruzó sus brazos por sobre su pecho, y recargó todo el peso en una pierna. 
—Nunca creí que fueras tan fácil de engañar. —Dijo mientras caminó hacia ella, y tiró su bolso hacia un lado. —Dame tu celular, quiero saber si le avisaste a Alissya. —Extendió su mano. Rosario tembló para dárselo. 
Tiró el teléfono encima del bolso de Rosario con una sonrisa de superioridad. Sus dos amigas caminaron y se colocaron detrás de la castaña. 
Sandy se acercó a Rosario, y le vio a los ojos con furia. Ella había pensando en salir huyendo de ahí pero, sería inútil. Provocaría más enojo en las tres, y eso no era bueno. 


{…}


Rosario tosía tirada en medio del piso, no podía moverse. Se arrastraba por el piso pero, no conseguía nada. Solo provocaba más tos, no respiraba muy bien, y tenía la pierna sangrando, Sandy había traído la navaja que no usó la anterior vez, y le había hecho un tajo. 
Salía sangre de su nariz, y de su labio superior. Se agarró de la pared para apoyar la espalda contra los azulejos; nunca nada le había costado tanto que aquello. No sentía sus piernas, ni sus brazos, prácticamente, parecía que su cuerpo no estaba ahí. 
Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos, estaba con su ropa interior, y una blusa cubriéndola. Tenía moretones en la cara, y en el cuello. 
No entendía, no podía entender como existía gente que te lastimara de tal manera. Estuvo a punto de morir, y ellas solo siguieron, siguieron, y siguieron. 
Tal vez estaba muerta, y no lo sabía. 
Escuchó pasos a lo lejos, y rezó que no entraran a este lugar. No quería tener que dar explicaciones, y que luego, Sandy se enterara y fuera por ella. 
Rosario nunca le hizo daño a nadie. Siempre intentó ser buena con cualquier persona que se le acercara a hablarle, pero ella nunca recibió nada a cambio. No sabía por qué su vida era tan fea, era tan horrible. 
Podría llamar a Alissya pero, no tenía crédito. Debía arreglarse sola. 
Estiró su brazo, y con una mano sobre la barra donde suelen estar las toallas, se paró. Al estar completamente erguida, se tambaleó, y volvió a caer de rodillas. Ahogó un grito, y la barra cayó sobre ella, golpeándola. 
Las lágrimas seguían saliendo por sus ojos. 
La puerta empezó a abrirse, y una cabeza apareció por detrás sosteniendo la misma. Era Marc, le miró a Rosario con pena, y sintió odio por aquellas personas que le hicieron eso. Sabía que Sandy era parte de esto, ella le llamó a él para que la llevara al colegio, y luego la fuera a buscar. No le dijo por qué, pero Marc luego, quiso averiguar, y se enteró en ese mismo momento. 
Rosario solo giró su cabeza hacia el otro lado, para no sentir su mirada sobre ella. 
Marc caminó hacía Rosario y buscó su ropa entre los espacios del vestidor. 
—Dame tus manos. —Pidió Marc estirando las suyas.
Rosario hizo lo que le pidió, y Marc la tomó de la cintura, y la ayudó a caminar hacia el asiento de enfrente. 
—Te ayudaré a vestirte, ¿vale? —Rosario solo asintió con la cabeza. No podía hablar. —Rosario, no llores, por favor. 
Estiró una pierna, y luego otra. Ella misma abrochó el botón de su pantalón, cuando terminó de ayudarla, se sentó a su lado. Rosario había dejado de llorar pero, estaba perdida. Tenía la mente en otro lado, pensó en por qué no se fue. Por qué el mundo la mantenía viva, si no merecía eso. No merecía todo el dolor que le provocaban. Marc la abrazó contra su hombro, y ella empezó a llorar inconscientemente. Nunca pensó que iba a hacerlo enfrente de él, pero no podía resistirse, estaba sola. Siempre lo estaría. Era su plan para esta vida. 
Quería morir. 
Necesitaba morir ahora. 
—Dije que esperaba que fuera la última vez que te salvaba. —Separó la cara de ella de su hombro, y con su dedo pulgar, limpió sus lágrimas. —Sé que no confías en mí, ni que soy tu ser humano favorito en todo el planeta pero, al ser novio de Sandy, sé todo, y siempre voy a salvarte cuando pase algo, ¿vale? 
Rosario volvió a asentir. Por un momento, agradeció internamente que él hubiera estado ahí, pero por otro no. Capaz ese era su momento, para dejar de respirar. Para dejar de moverse. Para dejar de vivir. Miles de preguntas aparecieron en su cabeza para preguntarle a aquel chico de ojos mieles, que le había ayudado en dos ocasiones importantes. 
—Te llevaré a tu casa, ¿está bien? 
No podía ir a su casa. Su padre estaba ahí, si la veía de esa manera, no podría mentirle sobre que chocó con alguien, y se lastimó de tal modo. 
—No, está mi padre. 
Marc se rascó la nuca. 
—Mi mamá salió a comprar algunas cosas lejos de la Ciudad, te llevaré a mi casa, y llamamos a Alissya, ¿ok? 


{…}


Al llegar a su casa, fueron al cuarto de Marc, Rosario se recostó sobre la cama. Marc buscó en el baño: alcohol, gazas, algodón, agua oxigenada. Nunca le pasó de tener que curar a alguien, y no sabía qué hacer pero, Rosario le dijo que no se preocupara. Ella lo haría tranquilamente sola. Y fue cuando Marc entendió que no era la primera vez que pasaba por la misma situación. 
Llamó a Alissya, y ella dijo que iría lo más rápido posible. 
—Marc, ¿por qué no me dejaste morir en el vestidor? —Preguntó, limpiándose una herida abierta con alcohol. No le dolía, tampoco sentía si ardía o no. Tuvo que soportar más dolor que el alcohol sobre una lastimadura. 
—Rosario, no mereces nada de lo que te está pasando, ¿sabías eso? 
— ¿Desde cuándo piensas eso? ¿Desde que viste que me cortaba? —Abrió los ojos, y le miró. Era un estúpido. 
—No, desde que Sandy casi te mata detrás de las gradas. —Respondió apoyándose contra el escritorio. 

Nicholas ayudó a Rosario a llegar al auto. Se sentaron en el asiento trasero, y ella recostó su cabeza en su hombro, y él la abrazó por la cintura, acariciándola lentamente. 
Alissya estaba dentro de la casa de Marc, preguntándole quién mierda había sido. Aunque ya sabía perfectamente, pero quería aclarar sus pensamientos. 
— ¿Estuviste presente cuando la lastimó? 
Marc negó con la cabeza frunciendo el ceño. 
—Sandy me llamó para que la llevase al Instituto, y lo hice, luego la fui a buscar. Me pareció raro que ella fuera un sábado, y entonces, volví al Colegio, y al entrar en los vestidores porque escuché un ruido, la vi. —Llevó las manos a los bolsillos de su pantalón, y mordió su labio. 
—Te preocupas por ella, ¿no? —Alissya sonrió, y subió una de sus delicadas cejas. 
— ¡¿Qué?! ¿Cómo crees? 
Alissya dio media vuelta, y estaba a punto de salir de su casa cuando él la detuvo.
—No le digas. 
—No es necesario, eres muy obvio, Marc. —Frunció los labios. —Por cierto, gracias. 


Mientras tanto, Nicholas acariciaba el brazo de Rosario. Ella estaba quedándose dormida, cuando sintió los labios de él sobre su cabeza. Levantó la vista cuando le sintió, Nick sonrió de lado, y Rosario quiso besarle. Necesitaba un beso de él para aliviar el dolor, quería, por primera vez, probar sus labios. Observó los mismos, luego sus ojos, y así dos veces más hasta que él se atrevió a entrelazar sus bocas. 
Alissya salió de la casa de Marc, y vio tal escena. Marc estaba detrás de ella, y también pudo ver lo que pasaba dentro del auto. Él estaba tenso, al igual que su mandíbula. La rubia giró su cabeza, y miró como observaba hacia el coche. 
— ¿Quieres que tampoco le diga que estas enamorado de ella? 
Marc no respondió. Alissya corrió hacia el mismo, y él se quedo mirando perplejo al automóvil.

Let Me Die|Adaptada|Marc Márquez (TERMINADA)Where stories live. Discover now