Epilogo

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De una cosa estaba segura, ellos fueron la luz que me alumbró en la oscuridad cuando estaba vacía, sola, con lágrimas en las mejillas. Me ayudaron a levantarme y me apoyaron para que siguiera adelante, pero me estanqué, me quedé atascada entre mi pasado y lo que debía de ser. Tenían confianza en mí, y yo tan solo me dejé llevar por los recuerdos de todas las mañanas anteriores. No podía levantar la cabeza y decir que iba a parar todo esto, no era lo suficientemente valiente para eso… Pero si fui lo suficientemente valiente para matarme. 
Han pasado dos semanas de mi muerte y la puerta de mi habitación sigue cerrada, sigue intacta desde aquel día que me suicidé. La casa parecía más vacía y solitaria que antes, no había ruidos, no había voces, no había nada. Era solo un cuadrado grande con cosas dentro… Dos personas habían desaparecido de esa casa y ahora solo quedaba una, mi padre. 
Me siento culpable cada día que pasa diciéndome que tenía que a verme levantando y haber dicho que todo saldría bien pero me quedé pensando en todo lo malo que se había convertido mi vida y no me di cuenta de las cosas buenas que estaban por llegar. Podía tener un futuro después de salir de la Universidad y olvidar toda mi adolescencia que fue sumamente difícil pero, lo mejor de todo era que podía haber salido ganando si tan solo me hubiera tenido fe. 
La puerta blanca de mi habitación se abrió y mi padre vio para dentro, una sonrisa de pura nostalgia se expandió por su rostro. Había dejado tres cartas sobre la cama antes de suicidarme. Una para Alissya, una para mi padre y otra para Marc. Tres personas que siempre trataron de encaminarme hacia el lugar correcto y les fallé. 
Fui tan solo otra vida desperdiciada porque no dejé una marca, no dejé mi nombre en los lugares importantes como para que la gente pudiera reconocerme en una foto y decir: “Si, había oído sobre ella”… Tan solo fui otra persona que no vivió como debió, que perdió contra la voluntad y el valor de poder disfrutar. 

Mi papá le llevó las cartas a Alissya y a Marc, les habló personalmente de algunas cosas y después se despidió de ellos. Ambos parecían estar en mal estado, con bolsas bajo sus ojos, estas parecían negras además tenían la nariz roja y no era por el clima porque era primavera. Fui a la casa de cada uno de ellos y miré como se quedaban observando la carta en un sobre blanco con sus nombres en cursiva. 
Alissya la abrió despegando la cinta y sacó la carta, la tomó por un costado y la desdobló por la mitad. 

“Alissya. 
Hola, sé que cuando leas esto yo ya no voy a estar más pisando tierra, voy a estar en la ‘otra vida’ o así es como lo llaman… No sé que puedo decirte más que gracias. No sabes lo que era caminar sola por los pasillos todas las mañanas con miedo, inseguridad y todo lo que mi mente pensaba, la mayoría eran cosas negativas. Cuando te conocí y nos volvimos amigas, cambiaste un poco esa actitud pero siempre seguí siendo la misma… Por mala suerte. 
Sé que todo primero empezó por un trabajo, algo con respecto a la actuación pero, sé que siempre estuviste ahí por más que fuera un trabajo porque hacías las cosas que una amiga hace por otra, nunca tuve una persona que tuviera tu actitud, así que tuve que aprender a poder hablar contigo y a poder acostumbrarme a tu forma de ser. 
Ahora, escribo esto, con un dolor en el pecho que es indescriptible. Es como saber que vas a morir y no poder detenerlo… Aunque, lo peor de todo esto es que puedo detenerme justo ahora pero no quiero. Quiero dejar de sufrir, quiero dejar de levantarme cada mañana y maquillarme para ocultar las bolsas bajo mis ojos, los golpes en mi cara, en mi cuello y brazos. Odio tener que actuar como si pudiera caminar normalmente cuando siento que no puedo mover mis piernas por los golpes que recibo. Lo que pasó hace unos días, volvió a abrir completamente mi cicatriz física y psicológica. Me rendí. Me rendí como una cobarde, me rendí como si mañana se acabara el mundo y este sigue, sigue su curso como si fuera otro día normal. 
Y es por eso que quiero que sigas siendo la misma persona que eres porque fue así como yo empecé a quererte. Me ayudaste a levantarme y lamento haberme quedado a principios del camino pegada al suelo. Lo siento tanto. 
Cada vez que mires la foto que dejé en el sobre quiero que recuerdes con una sonrisa en tu cara, no con una mirada triste, lo perfecto que fue ese día. Quiero que recuerdes, la locura que vivimos de salir corriendo de los policías después de esa fiesta. Mira esa foto y recuerda ese momento porque ese día me hiciste vivir y siempre te agradeceré eso. 
Con amor, Rosario Blair.” 

Let Me Die|Adaptada|Marc Márquez (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora