Capitulo 37

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Rosario se había pasado la semana yendo a la casa de Marc, se quedaba a cenar y luego, iba a su casa. Patricia era una gran madre, él nunca le había contado sobre ella, tampoco nada de su historia y una de esas noches en las que se quedaban en la cama hablando de cualquier cosa, salió ese tema… Su familia. 
Los padres de Marc se divorciaron cuando él era bebé, no tenía un año cuando su padre se fue de la casa, había muchos problemas económicos, conflictos y peleas entre la pareja que formaban entonces, decidieron separarse pero después de eso, no se llevaban mal. Patricia lo tuvo siendo una adolescente con muchos problemas familiares y con ella misma, era una chica que solía tomar alcohol, no le importaba nada solo sus padres. No sabía que la madre de él había tenido una vida fuerte y dura: su padrastro la violó de niña y ese fue el trauma que la llevó a drogarse, tener amigos malos y esas cosas… Pensó en el aborto de su hijo, también en suicidarse, Marc le explicó como había sido ese momento. 
Se había parado en medio de la calle cuando un camión pasaba por esta, por suerte el mismo iba despacio y no la atropelló, días después de aquel incidente se enteró que tenía una vida dentro de su vientre y se sintió agradecida, estaba feliz pero seguía perdida. Era el hijo de Jeremy, y ellos en ese momento no esperaban tener un hijo… Tenían dieciocho años. 
Patricia pensó que Marc era la bendición de sentirse feliz después de que su padrastro abusó de ella pero, seguía pensando en cómo su vida cambiaría. Dejaría de salir, tendría que quedarse en casa, no podía ir a la Universidad y tener un titulo. 
La madre de ella se separó de lo que era su esposo y quedó soltera, ella amaba tanto a su madre como a su padre, en el tiempo que les contó sobre que iba a tener un hijo con Jeremy, sus padres le apoyaron en cada cosa que tuviera que pasar por el embarazo. Era joven y no sabía sobre esas cosas, no pensaba que después de haber tenido relaciones usando preservativos tendría un bebé. Jeremy no fue el mejor padre que hubiera deseado, muchas de las veces se olvidaba de ir a buscarlo después de partidos en el Instituto o los fines de semanas no iba a buscarlo a la pequeña casa donde vivía con su madre, pero pasando los años, Jeremy se casó y empezó a ser un buen padre. Marc nunca le tuvo rencor, le quería muchísimo pero tal vez no tanto como su madre, era como una mejor amiga para él.
Rosario sabía que Marc tenía dos hermanastros que eran más hermanos que hermanastros, realmente eran tiernos según él. 
Fue a la psicóloga días después por la sesión que tenía con ella, la había cambiado a todos los viernes por la tarde… Al llegar, todo seguía de la misma manera: naranja. Se rió para ella misma, unos colores le habían hecho un completo lío en la cabeza, era algo loco pensar en eso… En como con los colores te identificabas, Alissya era un naranja, siempre estaba alegre, era algo que repartía por el mundo. Podía ser una zorra a veces, pero siempre teniendo la misma simpatía con cualquier persona con la que hablara. 
—Tu padre me llamó hace unos días —dijo America cuando Rosario cerró la puerta de la sala—, quería saber qué me habías dicho el primer día que hablamos. 
Rosario se le quedó mirando fijamente. Sabía que había un contrato en el cual decía que todas las cosas que se hablaban quedaban en ese lugar, en esas cuatro paredes de color que significaba algo. Y entonces, una duda le llegó a la cabeza: el contrato podía ser falso ¿no? 
America le sonrió y negó con la cabeza. 
—Firmé el contrato, tu padre también y tú tienes que firmarlo, no le conté nada.
—Oh, eso es bueno… Pensaba que si le habías contado algo me marcharía lo más rápido posible de aquí.
Soltó una pequeña risa y acomodó la libreta sobre sus piernas con la lapicera de tinta que tenía, nadie usaba lapiceras de tinta ya. Bueno, nunca vio a alguien usar unas en estos años, tal vez era la nueva moda… Agh, pensaba cualquier estupidez. 
—Cuéntame, ¿cómo estuviste esta semana? 
—Está semana estuvo bien, bastante bien. 
— ¿Hay razones por la cual estuvo bastante bien? 
La cara de Rosario fue tomando color carmesí con el paso de los minutos.
—Un chico… El chico del cual te hablé la otra vez, bueno, salí de la sesión que teníamos, fui a su casa y le hablé sobre que no sabíamos que era y me contestó que era demasiado notorio que éramos novios, así que… lo somos. 
America frunció el ceño, llevó su tinta a la boca y mordió la tapa de la misma pensando en lo que Rosario recién le había contado. Por su mirada, no estaba conforme con eso y ella no supo por qué… 
— ¿Sólo así? ¿No te lo preguntó? 
—No. —Susurró la castaña… Fue raro. La mayoría de los chicos que querían tener algo con una chica, les preguntan sobre eso, dicen las palabras y se les proponen yendo a una cita, él tan solo fue muy Marc.
—No deberías conformarte con poco, Rosario… No deberías. 















Después de salir de la sesión, caminó directamente a su casa, Alissya seguro ya estaba dentro con una pizza esperando por ella. Verían películas hasta el amanecer, habían planeado esa noche de chicas desde hace unos días y hoy la llevarían a cabo.
Pasó por dos parques que estaban totalmente hermosos con los faroles iluminando los arboles, los columpios con niños y padres ahí. Estaba oscureciendo pero no hacía mucho frío como suele hacerlo en esa época del año por Londres. Paró en uno de los parques cuando vio a Sandy con una persona adulta, eran muy parecidas; debía de ser la madre. La rubia estaba amamantando a un niño, la cara de Rosario fue atónita.
Recordó en el tiempo, nunca había visto a Sandy con una panza de embarazada pero hubo un tiempo, cerca del final de curso, cuando faltaba a clases, no salía a las fiestas, no se sabía nada sobre ella, había estado oculta. No sabía si en el verano salió o qué pero, no hubo noticias por ninguna parte. 
Era un niño por el atuendo que estaba usando. 
Rosario siguió mirando de la misma manera hacia ella, no entendía que sucedía. Dios mío, si era verdad, ese hijo podía ser de Marc porque ellos fueron novios y habrán tenido relaciones pero si era así, él seguro se había encargado del bebé y también hubiera estado con ella; apoyándola por más que sea una zorra. 
Cuando la rubia le vio, frunció el ceño y Rosario apartó la vista, salió corriendo lo más rápido posible… Ahora le haría la vida imposible porque había descubierto el secreto más oculto de todos, tenía un hijo. Estaba sacando conclusiones sin sentido capaz pero, estaba pensando sobre lo que había visto y si no era su hijo por qué le estaba amamantando.
Corrió a su casa, Alissya debía de saber algo al respecto.















Cuando llegó, todas las luces estaban apagadas pero menos la de la habitación por la cual salía música a todo volumen, no sabía que canción era pero realmente molestaba. Golpeó la puerta contra el umbral y la música se apagó automáticamente, Alissya salió de la pieza con su piyama puesto, era muy flaca, Rosario sintió envidia cuando le vio. Estaba toda despeinada y sin maquillaje, y seguía siendo igual de hermosa que siempre. 
Un pensamiento típico de la cabeza de Rosario: Las rubias son perfectas. 
Mientras llegaba hasta el salón, se hizo un moño en la cabeza todo desordenado y le quedaba bien, era perfecta esa mujer. 
“La confianza es algo bueno en una persona, siempre se refleja el bajo autoestima en la cara. Si no te tienes confianza, entonces no tiene sentido tener una vida” Esa había sido la frase que America le había dado después de una charla sobre cómo se sentía con su cuerpo, pero en ese momento no importó tanto. Rosario se sintió inferior, una más del montón, una chica que no podía llamar la atención. 
— ¿Estás bien? 
Sus ojos estaban brillando. Se sentía mal nuevamente.
—Si… —Negó con la cabeza alejando las lágrimas y miró hacia su amiga—Sandy tiene un hijo. —Soltó, la boca de Alissya cayó y sus ojos se abrieron… Claramente, no sabía sobre esto.
Justo en ese momento, le llegó un mensaje de una persona desconocida, lo abrió y decía: “Cuentas algo y arderás perra. No te metas conmigo” 
Rosario tragó gordo. El celular cayó de sus manos chocando contra el piso, no se desarmó, tampoco se rompió. Tenía la mandíbula tensa y un miedo le recorrió el cuerpo.

Let Me Die|Adaptada|Marc Márquez (TERMINADA)Where stories live. Discover now