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Lo quisiste evitar, evitar completamente volverlo a ver a solas, más no hubo manera.

Cuando te enteraste que Leon en cuestión vivía un piso arriba de tu departamento, pensaste que no seria tan mala idea entregarle la chaqueta personalmente, excepto que en realidad era una pésima idea y preferiste utilizar el servicio de mensajería, vaya suerte la tuya al encontrarte el paquete de vuelta en tu escritorio una semana después. Ni siquiera te molestaste por utilizar la dirección de tu departamento, pensaste que seria mejor idea si las cosas no se ponían tan personales y ponías como remitente la dirección de la BSAA, donde actualmente trabajabas. Rodaste los ojos y recogiste el paquete tratando de identificar el error en la dirección del destinatario.

Habías escrito un cinco en lugar del seis ¿como podías haber cometido semejante error? Tenias una ligera sospecha acerca de la respuesta, ese día en cuestión recibiste a uno de los nuevos reclutas en tu oficina, su numero de identificación era el 5-752-015, no parecía un gran detalle excepto que la dirección de León estaba ubicada en el 762-24 de la calle Lexington.

Estabas molesta contigo misma, no querías quedarte con la chaqueta mas tiempo, así que preferiste entregársela tu misma. Al fin de cuentas Leon no tenia por que enterarse que vivían en el mismo edificio.

Terminaste el papeleo del trabajo antes de las siete, el sol ya se había metido para entonces y estabas segura que además de ti, solo había una o dos personas mas en la oficina. Apagaste la computadora y tomaste el paquete.

Y ahí estabas, media hora después de un trafico exagerado. La BSAA estaba cerca del edificio donde vivías, pero el trafico en la ciudad era una pesadilla, una larga tortura que debías tolerar día con día. Miraste el paquete por ultima vez y llegaste a la conclusión que seria mejor entregarlo de una vez, sin mas rodeos tocaste a la puerta. Y volviste a hacerlo una segunda ocasión. Cuando no hubo respuesta consideraste la opción de dejar la caja. Leon probablemente la vería y ahí terminaría tu problema. La otra opción, sin embargo no te pareció igual de placentera, ¿y si Leon había salido a una misión? No vería la caja, alguien mas podría tomarla y tu quedarías como la chica que no devolvió una chaqueta.

Cerraste los ojos aspirando con fuerza, entrecerrando el puño ¿por que algo tan simple te parecía tan complicado? Abriste los ojos y te diste la vuelta, con el paquete entre tus manos.

Y ahí estaba él, recargado junto al elevador con esa discreta sonrisa de satisfacción, el perfecto cabello cubriendo los costados de su rostro, en un peinado que no le quedaría bien a nadie excepto a él

-______-  pronuncio tu nombre

-Quería entregártelo personalmente- le dijiste con la seriedad que te caracterizaba

-¿Estas segura?- pregunto Leon con un ligero toque de sarcasmo

-Lo estoy- confirmaste, provocando que la estúpida sonrisa en su rostro se ampliara un poco mas

-Estoy completamente seguro que no fue así, por que yo mismo devolví el paquete cuando me llego hace tres días- 

El mundo se te vino encima, no eras de las chicas que se quedaban calladas cuando las descubrían en una mentira, en realidad eso de las mentiras se te daba muy bien, pero una cosa era mentirle a un desconocido y otra a un agente federal

-Tenia la sospecha que no podía haberme equivocado- murmuraste, Leon se acerco a ti y tomo el paquete de tus manos

-¿Quieres pasar?- te pregunto

-No, tengo cosas que hacer- refutaste, el rostro de Leon parecía decepcionado por tu respuesta -nos vemos después, gracias por prestarme la chaqueta aquel día-

-¿Por qué no vamos a tomar algo un día  de estos?- pregunto Leon ignorando por completo tu discurso de despedida

-No me gusta mezclar el placer con los negocios Agente Kennedy-

-No tenemos por que mezclarlos, no trabajamos para la misma agencia- le dedicaste una sonrisa por su insistencia, tenias que reconocer que se requería  de valentía  para no rendirse tan fácilmente

-El viernes a las nueve, en el bar de Joe-

-Es una cita- confirmo Leon -hasta entonces _____-

No estabas ansiosa por que el viernes llegará, en realidad querías  inventar un pretexto para faltar a tu compromiso, sabias que no era profesional en absoluto y que podías  estar involucrándote demasiado, por eso, cuando recibiste la llamada de Chris suplicándote por acompañarlo a una misión en América del Sur supiste que habías encontrado el pretexto perfecto y contactaste a Leon para cancelar la cita, la llamada te mando a buzón por lo que dejaste un mensaje rapido explicandole la situación.

Sonreiste satisfecha dejando el teléfono a un lado.

Lo único extraño fue que nunca recibiste respuesta por parte del Agente.

Leon S. Kennedy y TuWhere stories live. Discover now