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A pesar de llevar tiempo juntos, no todo era un cuento de hadas. Leon y tu se distanciaban constantemente por cuestiones del trabajo. Apenas y tenían tiempo para pasar las fechas importantes juntos, pero habían cumplido un año como pareja, un año lleno de preocupaciones por los constantes peligros que enfrentaban, un año plagado de conflictos políticos que confrontaron a la DSO y la BSAA en repetidas ocasiones. Incluso el arresto de Osborn, Ada Wong y de sus secuaces había generado ciertas tenciones en la relación, pero nada de eso logro separarlos.

Prácticamente te habías mudado al  departamento de Leon y aun así no siempre lograban coincidir, pero trataban de sacarle provecho al poco tiempo que compartían y evidentemente un día comenzaron a surgir preguntas en la mente del agente.

Leon nunca pensó tener una vida normal, estaba acostumbrado a vivir como un nómada viajando de un lugar a otro, resolviendo emergencias biológicas, protegiendo a otros. Estaba acostumbrado  a arriesgar su vida para salvar la de inocentes. Y ahora ya no estaba seguro de seguir deseando lo mismo.

El mundo, el mundo que había jurado proteger le empezaba a dar igual. Por una vez en su vida deseaba tener una vida normal, tener un hijo, tener una casa, tenerte a ti, no solo como su novia, sino como una compañera de vida. Estaba empezando a envidiar lo que las personas normales vivían.

Pensó por primera vez que los años se le estaban viniendo encima y no quería llegar a los cuarenta siendo un viejo triste y solitario.

En ese momento, a mas de 10,000 metros de altitud, no había nada que deseara mas que llegar a casa.

Lo recogiste en el aeropuerto, comieron juntos y volvieron al departamento a descansar un poco.

Leon pensó en las veces que se había acobardado para dar el siguiente paso en una relación, tenia un trabajo, un deber que cumplir. Pensó en las mujeres a las que prometió llamar de nuevo y jamás lo hizo. Tal vez no valían la pena después de todo y no era culpa de ellas, era él quien no estaba listo para un compromiso. Era él quien siempre tenia una barrera que le impedía entregarse por completo, dejar que lo conocieran tal como era, por eso supo el día que hablo contigo por primera vez que algo en ti lo hacia sentirse profundamente atraído, era como si tu te empeñaras en alejarlo y él  desarrollara mayor interés por ti. Al inicio pensó que era algo similar a lo que pasaba con Ada, después entendió que se trataba de algo completamente diferente.

Leon llevaba viendo el televisor un buen rato hasta que decidiste que era tiempo de preguntarle por que estaba observando un partido de béisbol cuando claramente él no era fanático de ese juego, lo sabias por que en un par de ocasiones lo habías invitado a ver un partido y él se había negado. Incluso la vez que Jill organizó una reunión en su casa para ver el ultimo juego de la temporada.

-¿Leon?- pronunciaste su nombre en voz baja acercándote a él. Leon alzó la mirada, viendo como un rastro de harina había quedado en tu blusa, llevabas puesto un mandil y aun así te habías ensuciado. No podía quejarse, eras una excelente cocinera.

Leon extendió el brazo en el respaldo del sofá indicándote que te sentaras a su lado. Cuando lo hiciste te envolvió acercándote a su pecho, tu frente acurrucada en la cuenca de su cuello. Aspiraste la ligera esencia masculina tan característica de el. Habías aprendido muchas cosas de Leon en el ultimo año, cosas tan simples y tan intimas.

Leon solía despertarse temprano, era un hombre muy disciplinado hacía ejercicio, se alimentaba saludablemente y se mantenía actualizado con las ultimas noticias económicas y políticas . Alguna vez recordabas haber pensado que además de ser disciplinado Leon también era un hombre vanidoso, sin embargo gracias a la convivencia descubriste que solo era un hombre con buen gusto. No le importaba la marca del shampoo que utilizara, ni tampoco se preocupaba por su aspecto físico mas de lo que debería. Era un hombre atractivo por naturaleza. Un hombre que acostumbraba presionar tres veces el atomizador de su perfume preferido, ni una mas ni una menos, Leon  preparaba la ropa que emplearía al día siguiente una noche antes y su equipaje cuando salía en misiones era una simple maleta que no pesaba mas de diez kilogramos y era un hombre que a pesar de la calma aparente después de una misión se torturaba cada noche antes de dormir, probablemente por los recuerdos y las perdidas humanas. Podías entender su profesionalismo, lo que no lograbas comprender era el nivel de entrega hacia su trabajo y una parte en eso te asustaba, por que pensabas que no seria capaz de dejarlo nunca

-Estaba pensando- dijo Leon, interrumpiendo tus pensamientos -me gustaría viajar por el país, explorar la naturaleza, vivir con mas calma-

Prestaste atención a sus palabras y aunque no creías que Leon estuviera esperando una respuesta asentiste con un ligero movimiento de cabeza, él  bajó la mirada hasta encontrar la tuya

-Hable con el Presidente, le presente mi renuncia- estabas sorprendida de escucharlo decir eso, jamás te imaginaste a Leon renunciando, esas dos palabras no tenían mucho sentido juntas, pero la manera en que él te veía en ese instante te hizo saber que no estaba jugando, que había sido una decisión importante y que ya estaba hecho

-¿Por qué?- preguntaste, un tanto temerosa de escuchar la razón

-Quiero vivir antes de ser mas viejo sin estarme cuidando la espalda, quiero hacer lo que no eh hecho en quince años-

-Parece buena idea- susurraste, esperando todavía la mala noticia, él suspiró mientras tu contenías la respiración

-Quiero que me acompañes si es lo que tu quieres y no tienes que dejar tu trabajo, puedo esperar por ti, puedo esperar a que estés lista-

-No quiero que esperes por mi Leon, pero tengo algunos pendientes y...- notaste como su expresión se entristecía y no pudiste contener mas tus ganas de hacer la gran revelación -tengo que estar aquí hasta la próxima semana, cuando firme el contrato de compraventa de mi departamento y entonces seré libre- viste una sonrisa aparecer en su rostro al mismo tiempo que a ti te inundaba una gran alegría -no eres el único que se ha cansado de esta vida y no hay nada que me gustaría mas que compartir contigo mis días - Leon te besó,  fue un beso lento cargado de sentimientos, como una confesión silenciosa de querer pasar el resto de su vida junto a ti. Tus manos se posaron en sus costados para deshacerte  de la camisa  y acercarlo mas a ti.

No necesitabas que él te lo pidiera, tu misma habías llegado a la conclusión que no podías pasar tu vida en la lucha contra el bio terrorismo, debía haber un punto donde simplemente fuera suficiente y después de conocer a Leon no tenias duda alguna que ese era el momento indicado.

Leon S. Kennedy y TuWhere stories live. Discover now