Capitulo especial

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Leon y tu habían pasado el invierno en las Montañas Rocosas en Colorado, practicando un poco de esquí y snowboard. La primera era tu especialidad, la segunda era un debilidad que desafortunadamente no había podido mejorar. Eras pésima incluso con un maestro tan atractivo como Leon. En realidad tenias la sospecha que esa fuera la razón de tu escasa mejora, la distracción que se apoderaba de ti a cada instante mientras Leon se esforzaba por explicarte la posición correcta o como debías balancearte, tu solamente podías pensar en una cosa. Deshacerte de toda esa estorbosa ropa y contemplar su torso desnudo y esos brazos bien trabajados, esos brazos que podían sostenerte con facilidad mientras él …

Leon te estaba mirando, con completa curiosidad. Una sonrisa arrogante se dibujaba en su rostro al darse cuenta la clase de pensamientos que rondaban por tu mente

-Nos podemos ir si quieres- susurró en tu oído, con voz tentadora, asegurándose que sus labios rozaran levemente tu oído. La piel se te erizo y no era por culpa del frio. Simplemente no podías olvidar la imagen de Leon desnudo frente a la chimenea intentando calentar su cuerpo después de ducharse. Llevaban muchos meses juntos, pero siempre se aseguraba de sorprenderte de una u otra manera y en la intimidad no era la excepción. Leon era un hombre experimentado y cuidadoso, dos razones que lo hacían una excelente pareja

-No- respondiste -aun es temprano para regresar- Leon asintió sin borrar la sonrisa de su rostro. Te besó y volvió a concentrarse en lo que sea que te estuviera explicando minutos antes.
Volvieron a la cabaña dos horas después. Leon se quedo dormido y tu preferiste tomar un baño y empezar a preparar la comida.

Todo estaba listo cuando Leon posiciono sus manos sobre tus senos acariciándolos lentamente, tomándote por sorpresa. Su cuerpo aun seguía un tanto húmedo por la ducha que acababa de tomar, podías sentir la toalla ajustada a su cintura tocando suavemente tus piernas. Se inclino para besarte el cuello succionando la piel, saboreando cada centímetro de ella.

Tus manos soltaron la cuchara de madera apoyándose en la barra de la cocina para evitar perder el equilibrio. Leon era fuerte y a veces olvidaba por completo que tu cuerpo era mas delicado, pero nada de eso importaba, no mientras el se dedicaba a besar la parte alta de tu espalda sin dejar de masajear tus pechos tocando de vez en cuando la sensible piel de tus pezones. Tus manos estaban perdiendo fuerza al mismo tiempo que su erección se intensificaba

-Vamos a la recamara- susurró Leon tomando tu mano y guiándote hacia la habitación. Se te escapo una risa, era una reacción involuntaria cada vez que el interés de Leon era evidente.
Leon cerro la puerta, algo que acostumbraba hacer siempre, para evitar sorpresas. Era una de las tantas consecuencias de su trabajo contra el bioterrorismo. Lo presionaste contra la puerta, con un poco mas de fuerza de la necesaria. Leon apenas se quejo, pero una expresión de sorpresa apareció en su rostro

-¿Quieres jugar rudo?- preguntó con voz provocativa. Sonreíste y lo besaste colocando tus manos en su cintura para deshacerte de la toalla sintiendo su miembro en tu entrepierna

-¿Qué es lo que usted quiere Agente Kennedy?- cuestionaste seductivamente

-Te quiero a ti- dijo, el te tomo de los hombros obligándote a retroceder y te acostó sobre la cama asegurándose que tus piernas le permitieran una libre entrada hacia tu zona intima. Solo llevabas puesto un camisón y unas bragas de encaje. Leon las deslizo por tus piernas con habilidad, algo que te quitaba el aliento cada vez que lo hacía.

Lo observaste inclinarse para posicionarse entre tus piernas mientras sus manos se apoyaban en tus muslos sosteniéndolos firmemente.

Leon tenia unos dos días sin rasurarse y la pequeña barba que comenzaba a crecer en su rostro provocando un pequeño cosquilleo que hacia despertar tus sentidos. Su lengua recorría  cada rincón de la estrecha cuenca, pasando mas tiempo en tu clítoris.

Leon sabia exactamente lo que te gustaba, se había tomado el tiempo de conocerte en todos los aspectos y estaba dispuesto a sacrificarse un poco a cambio de tu completa satisfacción. La espalda se te encorvo reaccionando a la manera en Leon movía su lengua en tu punto mas sensible, con la habilidad de un profesional, tus piernas cedieron  y un gemido escapo de tus labios. Entonces ya no se pudo resistir. Leon coloco su miembro en la entrada de tu vagina y lo deslizo suavemente penetrando con  facilidad gracias a la humedad de la zona. Sabia que estabas tomando la píldora, era un acuerdo al que habían llegado por algunos meses, hasta que finalmente decidieran comprar una casa y mudarse definitivamente así que no le preocupaba en absoluto terminar dentro de ti. En realidad mas que preocuparle le excitaba, le encantaba poder llenarte de sus fluidos, saber que eras solo suya.

Leon se lamio los labios asegurándose  que pudieras verlo, lo tomaste de la nuca y lo acercaste a ti para besarlo. Te encantaba poder deslizar tus dedos entre su cabello, ese cabello perfecto que siempre te asegurabas de despeinar cuando hacían el amor. Leon gimió, fue un gemido discreto, grave y en voz baja mientras comenzaba a m9verse en tu interior. Estaba muy excitado y tu eras la única culpable, le encantaba tu cuerpo, tu olor, el sabor de tu piel y todo lo que provocabas en él. Estaba completamente rendido ante tus encantos y eso solo complicaba todo. Jamás se había sentido tan vulnerable con una mujer como contigo, pero le encantaba. Sabia que podía confiar en ti tanto como para mostrarte sus debilidades.

Sus movimientos se intensificaron y cuando te escucho gritar su nombre al mismo tiempo que te provocaba un orgasmo ya no pudo contenerse y sintió como se liberaba.

Leon se acurruco a tu lado, después de asegurarse que ambos estuvieran limpios. Te besó en los labios

-Te amo- murmuró mirándote a los ojos antes de sucumbir al cansancio.

Aqui un capitulo extra :P de esos traviesos.

Leon S. Kennedy y TuWhere stories live. Discover now