21. Cristales Rotos

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ALBA

No había pegado ojo en toda la noche. Había estado divagando por mil preguntas intentando entender como habíamos llegado a ese punto. No era capaz de verle la explicación. No entendía como Natalia habia sido capaz de hablarme con tanto odio. Ni siquiera pensaba que alguien como ella pudiera albergar ese sentimiento.

Me había partido en mil pedazos, y sus palabras me golpeaban una y otra vez, sin poder olvidarlas.

Me quedaba un mes de verla, para bien o para mal. El estar encerradas allí era algo que lo hacía más difícil, pero lo iba a intentar.

Esta semana teníamos que pedir destino para el año de prácticas , y tenía claro que iba a pedir Alicante. No tenía dudas.

Me levanté antes de que tocaran diana con las luces aún apagadas, y me fui a las duchas. No quería encontrarme con mis amigas y menos con Natalia antes de tomarme un café.

Cuando entré a la zona de lavabos, me quedé de piedra. No me había dado cuenta de que Natalia no estaba en su cama. Estaba ya vestida, apoyada en el lavabo intentando disimular el moratón con maquillaje. Lo iba a tener complicado, estaba super oscuro y tenía el ojo ligeramente hinchado, algo que se lo dejaba un poco cerrado.

Por un momento sentí una punzada de culpabilidad. Yo le había hecho eso, le había golpeado con la misma fuerza con la que ella escupió sus palabras. Se me pasó pronto, cuando las recordé.

Hice un quiebro y me metí en el wc y me senté en la tapa nerviosa.Escuché sus pasos.

- Alba... dijo tímidamente.

-¡No, aún no! No puedo ni mirarte.

- Por favor, déjame explicarme...

- ¡Te he dicho que no!,  hablaremos, pero será cuando no sienta ganas de partirte la otra mejilla.

Oí sus pasos alejarse y de nuevo brotaron en mi las ganas de llorar.Esto iba a ser más difícil de lo que creía.

Tocaron diana y el servicio se llenó de gente inmediatamente. Me duché deprisa, dientes, pelo y uniforme.
Llegué a la habitación y estaban ya todas esperando para ir al desayuno. Natalia estaba sentada en su cama dándome la espalda.

- Chicas, yo no voy hoy a desayunar, no me entra nada... Dijo con la voz quebrada.

¿ Como era posible que consiguiera darme pena? Eso me enfurecía aún más.

Julia, María y Marta intentaron convencerla.

- Natalia, tienes que comer algo no puedes estar sin comer hasta mediodía y menos después de la ingesta de alcohol de ayer.

Le dijo María mientras se acercaba a ella y le acariciaba la mejilla lesionada.

- Gracias, de verdad pero es que si como algo, lo voy a vomitar seguro.

No se giró, las chicas salieron conmigo sin decir nada más.

Cuando salimos de la habitación y en el trayecto desde la unidad hasta el comedor, empezó el bombardeo.
- ¿ Has hablado con ella? ¿ Que pasó por la tarde para que se pusiera así? ¿ La vas a perdonar? ¿ Como estás?

Salían a borbotones sus preguntas y las fui respondiendo como pude.

No he hablado con ella, me la encontré en el baño esta mañana y me escondí en el wc. Cuando se acercó donde yo estaba, le dije que no quería hablar con ella aún hasta que se me pasara el cabreo. No se si la voy a perdonar. Ahora mismo no puedo, fue tan cruel... no la reconozco, no es la persona que creía conocer. Por la tarde me dijo lo de la boda, y me limité a darle la enhorabuena y decirle que me alegraba por ella. Luego nos fuimos al bar y pasó lo que visteis todas.  No hice nada para que se pusiera así... nada, dije apenada bajando la mirada hacia el café.

Guns&SecretsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora