81.- Me vuelves loca.

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ALBA

- ¿Sigues enfadada por lo de ayer?

Me acerqué a ella sonriendo, observando como mantenía esa pose desenfadada sobre la puerta de su despacho, con las manos a su espalda.
Una sonrisa intensa que vislumbraba algo de timidez se dibujó en su rostro a medida que me iba acercando a ella.

- No estoy enfadada... ya sabes que soy muy intensita, y bueno... que me soltaras por estar en la calle... pues...

- Ya te lo he explicado Alba, lo hago por la dos, queda muy poco para el final, no quiero que esto te afecte negativamente.

Me acerqué a ella, me puse de puntillas y agarrándome a las solapas de su polo, la besé despacio. Ella sacó las manos de detrás de su cuerpo y me rodeó la cintura con ellas mientras me acompañaba en ese beso que me había hecho olvidarme de donde estaba.

Bajé mi mano lentamente recorriendo todo su torso, e intenté desabrochar el pantalón de ese uniforme que le quedaba tan bien, pero estaba tan excitada que no era capaz de concentrarme en esa tarea.

Fui a meter la mano por dentro cuando sonó la puerta.

Nos separamos sobresaltadas. Natalia se adecentó la uniformidad deprisa y corriendo y yo me coloqué el pelo y me limpié las comisuras de los labios que aún tenían restos de la saliva de la morena.

- ¿Sí?¿ Quien es? - preguntó aún con la voz un poco alterada mientras me señalaba alterada la silla que estaba junto a su mesa para que me sentase.

Obedecí inmediatamente, sabía que ahí no había lugar a discusión.

- Mi teniente, soy Noemí, vengo a traerle las copias de los exámenes que me pidió.

Abrió la puerta intentando fingir naturalidad.

- Claro, pasa Noe, estaba reunida con Reche, por un tema del curso.

La brigada entró con los documentos y me miró por encima de sus gafas con una sonrisa cargada de picardía, que me hizo ruborizarme al instante.
Estaba claro que ella sabía lo que había habido entre nosotras, e incluso podría saber lo que había pasado en los últimos días.

Le dio los documentos a Natalia sin pronunciar palabra, hasta que fue a salir de la oficina.

- Les dejo que sigan disfrutando de su reunión, por cierto, mi teniente, cuando la reunión acabe, no olvide subirse la cremallera y meterse el polo por detrás.

Natalia miró hacia abajo asustada y vio que tenía el polo por fuera del pantalón y la cremallera bajada al máximo.

Me miró ruborizada mientras se colocaba bien la ropa.

- Madre mía, Alba... casi nos pilla...

Me levanté de la silla y de nuevo me acerqué a ella.

- Eso digo yo, madre mía... me voy de aquí ,porque si no, no respondo de mis actos.

Volví a coger el cuello de su polo y le mordí el labio inferior con suavidad, para a continuación, salir de allí necesitando una ducha de agua fría, que no me iba a poder dar porque empezaban las clases.

SUS CLASES.

Fueron una auténtica pesadilla porque no podía dejar de mirar cada gesto, cada movimiento,  sus miradas fugaces. No podía dejar de pensar en asaltarla sobre esa mesa y hacerle olvidarse hasta de su nombre.

Ella parecía mantener la calma de una manera increíble, con esa seriedad y esa seguridad en sí misma que le caracterizaba.

Se fue de clase cuando acabó, mirándome de reojo mientras recogía sus libros.

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