85.- Tú tenías razón.

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ALBA

Al día siguiente, después de haberle comido la cabeza a Natalia, conseguí convencerla de comprar la casa entre las dos. Ella había dado una señal ,con una suma de dinero importante, pero aún no había firmado las escrituras así que aún estábamos a tiempo para que yo pudiera intervenir en la ecuación.

La idea romántica de comprar una casa para mí, estaba muy metida en su cabeza, pero lo práctico, lo lógico y que le hice entender a Natalia, era que ya que íbamos a dar un paso tan importante, deberíamos hacerlo juntas.

Finalmente conseguí convencerla y un mes después regresamos allí a firmar las escrituras de nuestra casa.
Nuestra casa, lo que me había imaginado tantísimas veces en el pasado, que había visto como un imposible y que finalmente se había hecho realidad.

Todavía faltaban algunos meses para que pudiéramos pedir destino y mudarnos a nuestra nueva casa, por lo que teníamos tiempo para ir adecentándola y decorándola a nuestro gusto.

- ¿Has pensado ya donde quieres pedir?

- Pues depende de las vacantes que salgan, Nat, lo que quiero es trabajar en la costa, lo más cerca posible de nuestra casa. ¿Y tú qué vas a hacer?

- Yo he pensado pedir en la central de Cádiz, ten en cuenta que no hay tantas vacantes de Teniente por la zona.

- Voy a echar de menos trabajar contigo, se me va a hacer raro volver a las costas de Cádiz y no compartir vestuario.

- Yo también, peque, pero sabes que no es bueno que una pareja con diferente rango trabaje en la misma unidad, y menos siendo ambas del mismo sexo... bastante revuelo vamos a causar ya... como para añadir más tensión a la situación.

- A mi me da igual lo que piense la gente, entiendo lo de no trabajar juntas por la diferencia de rango, pero al que le moleste la relación de dos mujeres, le pueden dar un poquito por el culo.

- jajajaja ¡Qué fina es mi niña! Pero tienes toda la razón.
Ya iremos viendo, nos quedan unos meses aún para poder pedir.
Podemos ir planeando la decoración.

-Claro que sí, en cuanto vuelva de este viaje, miramos muebles para el salón y para el dormitorio.

- Qué ganas tengo de que dejes de viajar... no lo llevo nada bien...

-Yo tampoco, Nat, pero esto es lo que elegimos cuando decidimos entrar en el cuerpo...

- Por supuesto, y estoy muy orgullosa de ti, pero eso no quiere decir que no te eche de menos.

- Lo sé, yo también te extraño a ti...

Al día siguiente me iba a ir de viaje a Castellón, y aunque seguramente estuviera varias semanas por allí, podría intentar aprovechar para acercarme a Alicante a ver a mi familia.

Mis padres se habían alegrado mucho al enterarse de la noticia de la compra de la casa, y aunque mi madre me echó un poquito en cara que no fuera en Alicante, se quedó conforme cuando le hice ver que Natalia se iba a ir aún más lejos de su familia que yo.

- Bueno Alba, se va lejos de sus padres y hermanos, al igual que tú, pero ahora su familia eres tú, y viceversa. Tenéis que mirar por vosotras, yo bromeo cuando te digo que podríais haber venido aquí a vivir. Me da igual donde vivas mientras seas feliz. Porque lo eres ¿no?.

- Sí, mamá, soy más feliz de lo que nunca me hubiera imaginado que podría llegar a ser. No me puedo ni creer que otra persona me haga sentir así.

- Eso es porque estáis hechas la una para la otra, sois tan diferentes que os complementais perfectamente.
¿Sabeis ya cuando os vais a mudar?

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