-1- Una verdadera amistad

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—¿Por qué eres tan feo?

—¡Karim! Déjalo.

—Y también apestas.

—¡Karim!

—Además eres casi un esqueleto ¿No sabes comer?

—Karim, ¡A tu habitación!

—Tu cara está muy sucia.

El pequeño delta lucía su frente fruncida, sus manitas mantenían el vaso de leche con chocolate muy cerca de su pecho, como si temiera que el recién llegado gamma se la pudiera quitar. Y era algo que él no permitiría, no cuando su madre se lastimó por ir a conseguir el poco de cacao y molerlo hasta volverlo dulce como el chocolate. No, Karim no dejaría que un Gamma ponga a perder el trabajo de su madre.

Sin embargo, los ojos amatista del pequeño Gamma le quitaron el aliento. Porque aquellas mejillas parecían tener un rastro de llanto y el moquillo bajaba hasta casi tocar sus labios. El pequeño Gamma estaba completamente destrozado y recién, después de insultarlo, el delta se dió cuenta de ello.

—Oye, ¿Te duele algo? Mamá sabe hacer medicina.

—Karim, él es un Gamma, acaba de perder a toda su familia —Su madre le veía, casi reprochando su actitud—.  No ha parado de llorar desde que lo sacamos de su casa, él es un milagro, como tú.

Mayormente un Delta o Gamma era muy propenso a morir en el parto o perder al bebé. Cuando una Delta se encontraba embarazado y en su vientre yacía un Alfa, Beta, delta u Omega, estos le quitaban toda la energía a la madre y al final ambos morían. Sin embargo, si una delta gestaba un gamma entonces habría más posibilidades de que ambos sobrevivan.

Karim nació de una mujer delta. Una mujer fuerte que no se dió por vencida y luchó para tener a su hijo en brazos. Ella al final lo había conseguido, dio a luz a un pequeño delta que fue considerado como milagro.

Otro caso eran los Gamma. Ellos simplemente no podían ni debían dar a luz. Quizá el pequeño recién llegado igual era un milagro porque la madre era una Gamma y las mujeres de su jerarquía eran incluso más débiles que los varones. Ese era el primer indicio para creer que el pequeño especial. El segundo era el hecho de que los Alfa lo habían dejado vivo junto a toda su familia muerta, como si solo a él le hubiesen perdonado la vida.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó Karim, intentando acercarse al pequeño. Creyó que si lo hacía de una manera brusca el gamma lloraría.

—No habla —La madre de Karim estaba agotada. Pensaba que su hijo era un tanto peligroso para el recién llegado.

—¿Puedo ponerle un nombre yo?

—No es una mascota, Karim. Esperaremos hasta que llegue tu padre para así ver lo que se hará con el pequeño.

El padre de Karim era un delta, era muy propenso a ser agresivo por lo que dejaba a su familia de lado y salía a patrullar con varios otros de su manada. Ellos debían encargarse de que ningún Alfa encontrara su escondite. Se aseguraban de mantener a salvo a todos los Deltas y Gammas que se mantenían en su territorio.

Los hombres Delta eran extremadamente peligrosos y al tener una unidad con los Gamma entonces debían ser cuidadosos, por eso mayormente no estaban cerca y si lo hacían era por un corto tiempo. Esa había sido la única solución a aquel problema. Y supieron que hicieron lo correcto pues la madre de Karim tenía una cicatriz en todo su rostro. Un ataque de ira de su esposo. Y Karim también tenía una pequeña cicatriz en la mano, un intento de ayuda que no resultó bien.

Incluso de esa manera ellos no guardaban rencor. La mujer sabía que debía encontrar una solución ante el futuro de su hijo, temía equivocarse tan solo una vez y así que su hijo se salga de control. Ella no quería aquello. No con su pequeño milagro.

El Lobo Y El Zorro (Omegaverse) [Gay]Where stories live. Discover now