-9- Felicidad

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A veces las promesas solo tardan un poco en poder cumplirse

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A veces las promesas solo tardan un poco en poder cumplirse.

La única manera en que la manada encontraría un perdón y aceptación a los Gamma era en cuanto una desgracia los azotara. Como tuvo que ocurrir. Porque cuando el Alfa vio que estaban bajo amenaza por parte de los humanos declaró que esta vez debían estar unidos. Que aquella guerra no era solo para Alfas, Betas o Gammas, era para todos los cambia formas. Era necesario aquello para que quizá el antiguo odio que antes les nublaba la vista ahora sea vuelto claro.

Los humanos venían por todo. Querían acabar con cada uno de ellos. Con su arsenal de armas y conociendo sus debilidades entonces los humanos los acabarían si es que peleaban solos. Si había unidad entre todas las regiones entonces podrían hacer frente a aquella tragedia. Usó aquella escusa para que la aceptación hacia la pareja de su hijo sea más fácil. Y se volvió efectiva porque en unos días el Gamma ya estaría fuera conociendo a los demás. Mika sería una prueba para que los demás aceptaran que ellos no eran una amenaza.

El primer día que ambos estuvieron en su libertad y sin miedo a ser rechazados Kato quiso llevar al Gamma a los diferentes lugares que lo habían visto crecer. Él quería que la escencia de Mika se adueñara de cada recuerdo que tuviese. Lo logró, porque ahora cada espacio del territorio de la manada tenía un poco de la imagen de Mika, Kato guardaría aquellos recuerdos con tal anhelo que no los soltaría hasta que ya estuviese muerto.

Raku todavía no se mostraba en los almuerzos o cenas. Él podía aceptar que su hijo esté enlazado con un Gamma pero era muy pronto para aceptar al Gamma propiamente. Tres generaciones de su familia odiando a Delta y Gamma no podían ser rotos y olvidados en unos cuantos días. Raku temía lastimar de una u otra forma a Mika. Para evitarse cualquier riesgo todavía no se presentaba a ellos para sentarse a hablar.

La declaración de guerra había sido dada hace menos de un día y eso les daba un poco de tiempo para organizarse. Porque los humanos no eran tan crueles como para atacarlos en el momento menos esperados. Los humanos querían dar pelea, que su segura victoria tenga un buen sabor y sea recordada. Raku usaría aquel tiempo para organizar a sus soldados e intentar que su manada esté a salvo. Buscaba lugares en los que pueda esconder a mujeres y niños. También debía pulir su método de batalla, habían pasado años desde la última vez que salió a atrapar a un enemigo o pelear contra él. El tiempo sería largo. La guerra todavía no era oficial.

—El Gamma tiene un gran corazón —Hugo, un gran ave, siempre estaba a lado de Raku, debía informarle cada cosa que ocurría en la manada. Últimamente cada oración giraba en torno a la pareja de su hijo y aquello no sabía cómo manejarlo— ha ganado el cariño de la mayoría de la manada. Tiene mucha bondad en su debilucho cuerpo.

—No me sorprende —Raku caminaba rumbo a su pequeño cuartel a orillas de su territorio— Nunca vas a encontrar a un Gamma desagradable. Su naturaleza los obliga a llevarse bien con todos porque saben que incluso un enemigo débil podría matarlo.

El Lobo Y El Zorro (Omegaverse) [Gay]Where stories live. Discover now