Parte 3

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En algún lugar nórdico del mundo...

Ya habían pasado tres días desde que Selcius trató las heridas de Sefora. Así que ella ya estaba lista para marcharse.

-Oye... Selcius!! Yo... Realmente no tengo a donde ir! - dice con algo de titubeo.

Selcius se le queda viendo muy serio mientras espera a que ella termine de hablar.

-Puedo quedarme aquí contigo!? - pregunta sonrojada.

El joven se le queda viendo muy extrañado pero pensando en la situación de la última vez, simplemente aceptó asentando con la cabeza.

Ella sonríe muy contenta y rápidamente se regresa hacia la cocina para tomar un plato y poner pan y fruta en el, después lo coloca en la mesa e invita a Selcius a comer, con la misma comida que él trajo.

Al día siguiente...

La princesa Sefora y Selcius, salieron hacia la creciente del río para pescar algo para comer. Al llegar ahí, ella cuidaba la canasta en la orilla mientras que Selcius pescaba con una lanza y con el agua hasta sus rodillas.

En ese momento ambos escuchan un ruido provenir de los arbustos a espaldas de la joven. Ella se asusta y se introduce corriendo al agua hasta llegar donde el ermitaño y pararse a su espalda.
Ambos se quedan viendo y se sorprender de ver que se trataba de un grupo de seis niños de diferentes años.

Sefora los identifica de inmediato ya que eras los hijos de algunos aldeanos de su pueblo. Ella corre de regreso a la orilla y los niños al verla, comienzan a llorar.

-Ya! Ya! Todo esta bien! - trata de calmarlos.

Los pequeños estaban sucios y flacos, lloraban de alivio de haberse topado con la princesa.

Sefora los acerca a la orilla del río y comienza a lavarles la cara.

-Ya no lloren! Todo está bien! Solo los lavare y nos iremos a casa a comer pescado y frutas!! Que les parece!? - los trata de animar.

Los niños comienzan a calmar su llanto, mientras que Selcius sólo se les quedaba viendo, obviamente sin poder decir nada.

Sefora lo voltea a ver, se levanta y camina hasta él.

-Por favor... Permiteles quedarse con nosotros!! Son muy pequeños para sobrevivir!! - suplicaba.

Selcius solo se le queda viendo con algo de confusión pero tras un suspiro, solo continúa pescando para poder alimentar a todos.

En cuanto terminan la pesca, todos se van a la cabaña de Selcius y los niños rápidamente comienzan a ayudar a Sefora con la casa y la comida mientras que el joven toma su hacha y sale un rato.

Cuando ya estaba lista la comida, Sefora sale a buscar a Selcius y ésta se sorprende de ver al joven consiguiendo más fruta y madera.

-Ya está lista la comida!! - le dice con una sonrisa.

El joven no reacciona en lo absoluto y continúa arrastrando la madera.

-Que es... Lo que piensas hacer!? - le cuestiona.

En ese momento, ambos caminan hasta una parte del costado de la cabaña y ahí Selcius hace varias dibujos en el aire con sus manos, para mostrarle a la princesa que ampliaría la cabaña.

Sefora se admira de lo que este joven extraño estaba haciendo por ayudarlos y no puede evitar contener sus lágrimas.
Al verla llorar en silencio, el joven ermitaño se extraña y se acerca hasta ella para ver lo que le pasa. Al tratar de limpiar su lagrima ella baja más la cabeza y le agradase para después lentamente, recargarse en su pecho y abrazarlo ligeramente por la cintura.
Selcius se queda intrigado y observando muy sorprendido a la joven, así que solo se limita a soltar su hacha y consolarla, sugetandola por lo hombros.

Minutos después, ella de limpia el rostro y ambos regresan para comer y al terminar, todos se levantan para ayudar a Selcius con lo de la ampliación de la cabaña.

otra historia de vikingos Where stories live. Discover now